Tal vez, muchos piensen que hablar de plantas carnívoras es hacer referencia a especies que sólo existen en los libros de cuentos fantásticos. Sin embargo, este tipo de plantas existe y una de las más conocidas de ellas es la venus atrapamoscas. Su nombre científico es Dionaea muscipula y pertenece a la familia de las Droseráceas. La venus atrapamoscas recibe este nombre debido a que, en sus hojas, que actúan como trampas, atrapa insectos y arañas. Esta planta es originaria de los estados de Carolina de Norte y Carolina del Sur, en los Estados Unidos. Pese a su dificultad, la venus atrapamoscas es cultivada en diferentes partes del mundo.
Conociendo a la venus atrapamoscas, Sus características
Éstas, son plantas pequeñas que están formadas por 4 a 8 hojas que nacen de un tallo subterráneo en forma de bulbo. Las hojas crecen a nivel del suelo formando una roseta. En el extremo de cada una de ellas, luego de la floración, se desarrollan 2 lóbulos que serán las trampas con las que atrapará a los insectos.
Para que entendamos la estructura de la hoja de la venus atrapamoscas, ésta cuenta con 2 regiones bien diferenciadas. La pala de la hoja, posee un pecíolo largo en forma de corazón. Este segmento tiene capacidad fotosintética. En el extremo aparecen 2 lóbulos que se encuentran unidos por la vena central, en una suerte de bisagra. Estos lóbulos son, en realidad, la verdadera hoja de esta planta.
En la parte superior de los lóbulos, lo que sería el haz de la hoja, encontramos 3 pelos con capacidad sensitiva, llamados tricomas. Estos pelos son los responsables de “dar anuncio” a la planta que una presa se ha posado, para ser capturada. Los bordes de los lóbulos cuentan con unos cilios que cuando la planta se cierra, éstos se entrelazan evitando, de esta manera, que la presa pueda escapar.
Un dato particular es que la separación que existe entre los cilios de los bordes de cada lóbulo, permiten que las presas muy pequeñas escapen. De esta forma, la venus atrapamoscas evita un desgaste innecesario en el proceso digestivo de una presa que poco le aportará.
¿Cómo atrapa sus presas la venus atrapamoscas?
El comportamiento de esta planta es un verdadero “manual” de optimización de sus recursos energéticos.
Para que los lóbulos se cierren, atrapando a su presa, no basta con que un insecto se pose en ellos. La venus atrapamoscas dispone de todo un mecanismo que le permite evitar cierres innecesarios de los lóbulos, haciendo uso racional de su energía.
Por medio de los 3 tricomas que se encuentran en el haz de cada lóbulo, la planta puede reconocer si se trata de una verdadera presa. Para que el lóbulo se cierra uno de los tricomas se activará ante el contacto, si este contacto se repite en un segundo tricoma dentro de los 20 segundos, los lóbulos se cerrarán inmediatamente. Otro mecanismo es que un solo tricoma sea estimulado más de una vez en una fracción de segundos. Estos estímulos provocarán que los lóbulos se cierren a una velocidad de una décima de segundo.
El “proceso digestivo” de la venus atrapamoscas
Una vez que los lóbulos se han cerrado, dejando atrapada la presa, si sus tricomas siguen siendo estimulados por el movimiento del insecto, éstos se irán cerrando cada vez más fuerte. Esto continuará hasta que la trampa se haya cerrado completamente.
Los lóbulos, así cerrados, se abran transformado en una suerte de estómago que dará inicio al proceso digestivo. Ahora, es el momento en que comienzan a actuar las glándulas que los lóbulos poseen en el haz, liberando enzimas que comienzan la degradación de la presa para poder ser asimilada por la planta.
El proceso digestivo de la venus atrapamoscas dura, aproximadamente, 10 días. Luego que el proceso ha finalizado, el insecto habrá quedado reducido a una cáscara de quitina – propia de los insectos – y la planta estará lista para abrir sus lóbulos y atrapar a una nueva presa.
Hábitat
Estas plantas crecen en pantanos y humedales. Allí donde el suelo es pobre en nitrógeno y está compuesto de arenisca o turba. Por ser una planta pequeña, para existir debe esperar que la quema de cuenta de sus competidores, y aunque resiste bien el fuego, éste amenaza su propia existencia.
Hoy, la venus atrapamoscas, se cultiva en todo el mundo para su comercialización como plantas ornamentales y de interior. Para ello, se han valido de diversas mutaciones genéticas que permiten una mejor adecuación a climas diferentes a los que podría encontrar, de manera natural, en los estados de Carolina del Norte y del Sur, de donde es originaria.
En primavera, la planta produce unos tallos florales de unos 30 centímetros de largo, pero quienes se dedican a su cultivo, eliminan estos tallos cuando aún son pequeños, para favorecer el crecimiento de la planta y su fortaleza.
Las dificultades que presenta su cultivo, la han convertido en una planta de elevado costo comercial.