Se conoce como rastrojo al cúmulo de hojas, ramas y otros residuos localizados en el terreno tras las labores de cosecha. Muchos los confunden con los denominados restos de escasa importancia. No obstante, son esenciales para proteger el suelo de los impactos de la erosión y las frecuentes lluvias.
Conservar el rastrojo disperso sobre la superficie, es una recomendación de los científicos y demás interesados en la preservación de los suelos. Supone un elemento sustancial en los diversos programas comisionados para tal fin. En ellos se considera la conservación de elevadas cantidades de rastrojo, o simplemente el necesario para dar resguardo a la tierra destinada a la siembra.
PROCESO
La sugerencia básica de los especialistas en agronomía es no incinerar ni deshacerse del rastrojo. Los residuos se incorporan al suelo antes de la siguiente plantación. Esto se realiza con la finalidad de conservar y acrecentar las condiciones biológicas del terreno, y su material orgánico. De esta forma, se impide el menoscabo de los nutrientes, se mejora la tierra y se conserva la humedad.
TIPOS DE RASTROJOS
Entre los tipos de residuos a utilizar se hallan los siguientes:
- Rastrojos madurados, resecos y fibrosos. Destacan los desechos de maíz o sorgo, que poseen un bajo compendio de nitrógeno y elevado contenido de carbón. Se desintegran y liberan sustancias gradualmente que dan «vida» a la tierra.
- Residuos nutritivos y sanos. Dentro de estos están las leguminosas, como frijoles, con una alta presencia de nitrógeno. Se descomponen y sueltan los nutrientes rápidamente.
Es recomendable utilizar una combinación de ambos tipos de rastrojo, pero específicamente en las laderas, se aconseja emplear mulching, una estrategia esencial para retener la hidratación y crear humus. Consiste en forrar la tierra con hojas, forraje, desechos, y otros, para favorecer el cultivo en las zonas secas.
DISTRIBUCIÓN DEL RASTROJO
La distribución del rastrojo se realiza cuando termina la recolección, ejecutando una labranza de alteración del suelo, con un arado de vertedera. Se busca sepultar los residuos de la cosechas unos 25 a 30 centímetros, lo cual dependerá de las particularidades del residuo, el tipo de tierra y el clima.
Del mismo modo, se puede usar un mezclado de rastrojos que no utiliza equipos de transformación del suelo. Sólo se emplean unas herramientas para unificar los restos con los primeros 15 o 20 cm de superficie, lográndose una desintegración rápida. Esto se consigue por efectos de la alta temperatura, la humedad y la aireación existente en la capa superficial del suelo.
IMPORTANCIA
Entre los más importantes beneficios del empleo de rastrojos están el aumento del contenido del material orgánico del terreno, el ahorro en el uso de fertilizaciones, y la consecución de una producción más sostenible.
En la siembra directa se busca producir sin mancillar el suelo. Si no hay labranza se acumulan los rastrojos en la zona de los distintos cultivos. Éstos terminan alimentando la fauna y a la microflora, y ponen en funcionamiento procesos naturales que se dan en suelos fértiles y que potencian el cultivo.
Disponer oportunamente de un buen volumen de rastrojos, garantiza un uso más eficaz del agua. Recurso que resulta habitualmente restrictivo en regiones con tierras secas. Una mayor recopilación y reducida evaporación, contribuyen a que haya más agua en el suelo, para mejorar las siguientes plantaciones. Vale decir, que la cobertura protege al suelo del proceso de erosión hídrica que se da con el escurrimiento hacia las zonas bajas.
Igualmente, con el rastrojo se mejora la infiltración y, por ende, la acumulación de agua en las superficies. También disminuye la evaporación directa, provocada por la temperatura o luminosidad, haciendo que la humedad sea mayor. Sucede en los primeros centímetros del suelo, favoreciendo la actividad microbiana y afectando el crecimiento de las malezas.
INCONVENIENTES
A pesar de las ventajas que se obtienen al dejar los rastrojos en el suelo, hay ciertos problemas que es preciso conocer. La efectividad de los rastrojos obtenidos depende del cultivo. Por ejemplo, las oleaginosas como soja, frijol y girasol derivan menor cantidad, en comparación con los cereales (trigo, cebada, maíz y sorgo). Ellos en su mayoría aportan grandes cantidades pero pueden producir compuestos químicos que disminuyen la producción de las semillas.
QUEMA DE RASTROJOS
Cuando la cantidad de rastrojo es demasiada, los campesinos optan por quemarla. Muchas veces lo hacen para eliminar las malas hierbas o porque mantienen la idea de que las cenizas que caen al suelo lo vuelven más poroso, por su naturaleza ácida.
La quema es una práctica muy utilizada, pero negativa. Con ella se pierde mucha materia orgánica de gran utilidad para los cultivos y para el mismo suelo. Diversos organismos exhortan a no hacer uso de ella, para evitar la erosión y desertización (proceso erosivo que convierte una tierra fértil y habitable en un desierto).
Desestimar esta práctica también ayuda a prevenir incendios espontáneos. Éstos suelen ser estimulados por la brisa que traslada fibras de paja encendidas a zonas cercanas no controladas.
Deja una respuesta