Su nombre común, Mañios, no es menos extraño que el científico: Podocarpus. Sin embargo, este árbol endémico, pertenece a la familia de las Podocarpáceas, una de las más distribuidas y numerosas de todo el mundo. Puede adaptarse a distintos usos, desde el ornamental hasta el industrial.
El género Podocarpus también es popularmente llamado “tejo chino” o “Inumaki” o simplemente “podocarpo”. Está compuesto por casi 100 especies distintas, que comprenden tanto grandes árboles como pequeños arbustos. Es posible hallar variedades como esta en África, Asia, América Central y del Sur, Australia, el Pacífico y Nueva Zelanda. Algunas especies conocidas son: Latifolius, grayae y glaucus.
El kusamaki, por ejemplo, es considerado un elemento de gran simbolismo espiritual en Japón. En algunos casos, se le compara con un pino o helecho y también se le conoce como el “pino budista”. En Chile, existe una especie empleada como planta ornamental y también en la manufactura de muebles por su distintivo color amarillo vetado y fortaleza.
Características del Podocarpus
En su hábitat natural este conífero perennifolio puede medir hasta 80 pies de altura y tener un tronco de cuatro pies de diámetro. No obstante, el Podocarpus solo alcanzará unos dos metros de altura si se encuentra sembrado en una maceta de jardín sea en exteriores o interiores. El nombre del género se traduce como “fruta con pie”, en alusión a su carnosa base, que desarrolla conforme crece.
Las hojas del Podocarpus miden 10 centímetros de largo y suelen juntarse justo al final de las ramas. Aunque son atractivas por su forma linear e intenso color verde vivo, estas no representan valor ornamental. Nativo de Taiwán y Japón, este árbol se cultiva ampliamente para levantar verjas vivientes, bonsáis o grupos arbustivos.
Ejemplares tanto masculinos como femeninos se desarrollan durante la temporada de primavera. Mientras los masculinos pueden medir 1.5 pulgadas de largo aproximadamente, liberando su polen al viento, los femeninos solo son de relevancia cuando crean un elemento carnoso, rojizo, que las aves consumen y esparcen con su semilla expuesta.
Cuidados adecuados
Aunque el árbol de Podocarpus puede ser un tanto exigente en cuanto a su cuidado, otorgará amplios beneficios a la hora de requerir una buena sombra o una imagen destacada en el conjunto del área donde será colocado. Tome en cuenta algunas recomendaciones para que crezca saludable y fuerte:
- Temperatura e iluminación. Lo cierto es que este aspecto puede variar según la especie. Comúnmente este arbusto requiere un sitio con semisombra, si permanece en un sitio abierto, mientras que en interiores una buena iluminación es esencial. Procure alejarlo del sol directo o exponerlo a bajas temperaturas. Si esta desciende a los 14 °C, el Podocarpus podría entrar en “modo reposo” y dejar de crecer.
- Sustrato. Lo ideal es mezclar en proporciones iguales algo de mantillo orgánico correctamente descompuesto, arena gruesa y turba. Este compuesto debe contener un fertilizante mineral, que será reforzado cada dos semanas, especialmente en verano y primavera. Si desea realizar un trasplante, lo mejor será elegir las primeras fechas de la primavera, cuando las raíces se asoman por la base del jarrón.
- Frecuencia de riego. Se sugiere realizarlo de forma regular durante la primavera, verano y otoño, sin permitir que el sueño se encharque. Un truco es esperar a que la superficie del terreno se seque antes de verter más líquido. Durante el invierno, el riego debe disminuirse, pero no eliminarse por completo. Si el verano es excesivamente caluroso, rocíe las hojas con algo de agua sin cal a diario. Este árbol no soporta las sequias prolongadas.
- Poda y multiplicación. No es sencillo hacer que el Podocarpus se reproduzca, sobre todo a través de esquejes. En cuanto a las semillas, estas pueden tardar hasta dos años en germinar, por lo que la paciencia es esencial. A finales del invierno, conviene darle una figura más cerrada cortando ligeramente algunas ramas desordenadas.
Principales enemigos
Existe una afección en el Podocarpus habitualmente ligada al exceso de riego: la podredumbre de raíces. Esto se produce debido a que el vital líquido reduce la cantidad de oxígeno que la planta recibe, haciendo que conforme mueren se descompongan. Verifique el estado de la planta antes que las raíces dañadas alcance a las más sanas y córtelas rápidamente.
No por su parecido a un suave algodón son menos peligrosas. Las cochinillas algodonosas se muestran por el exceso de humedad y son difíciles de erradicar. Se reproducen tan fácilmente y en grandes cantidades, que son capaces de matar a la planta en muy poco tiempo. Pruebe con tierra diatomea o reduciendo la cantidad de agua para acabar con ellas. Si no funciona, trate con un insecticida especializado.
Sin duda, la araña roja y el pulgón, son de las plagas más comunes y dañinas entre las plantas. En el caso del Podocarpus, aparecen cuando hay sequedad excesiva. El jabón potásico es una solución efectiva ante la presencia de estos microscópicos insectos, que se alimentan de las células de la planta hasta matarla.
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