Esta planta es característica de algunas regiones de Sudamérica, sobre todo en Argentina, algunas regiones de Brasil, Uruguay y Paraguay. Su nombre científico es Phytolacca dioica y debido a su gran porte, el ombú es confundido en muchas ocasiones con un árbol, sin embargo, se trata de una planta herbácea. Es una especie de la familia de las fitolacáceas. El ombú crece de manera silvestre en la región de la llanura pampeana de Argentina y su consideración está vinculada con la frondosa sobra que ofrece y en los años coloniales de este país, los gauchos solían construir sus viviendas al amparo de su enorme copa.
¿Cómo es el ombú? Sus características
Como ya lo hemos señalado, el ombú, pese a su apariencia física, no es un árbol. Se trata de una hierba gigante. Su tronco es grueso y puede alcanzar una considerable altura – entre 10 y 15 metros – pero examinando más detenidamente, veremos que el tronco del ombú es de una consistencia muy ligera, no presenta los anillos interiores con los que cuentas los troncos de madera tradicional, en su interior. También el diámetro del tronco del ombú es importante y se destacan las raíces visibles.
Las hojas del ombú se presentan de forma alterna, simples y su forma puede variar entre elípticas y ovaladas. Miden entre 5 y 13 centímetros de largo y 2 a 7 centímetros de ancho. Su base es redondeada y con un ápice acuminado y agudo. El color de la hoja es de un verde intenso, oscuro y bien lustroso, con el nervio central marcado y pecioladas. El pecíolo puede llegar a medir hasta 8 centímetros de longitud y presentan un porte caído.Puede ser caducifolio o mantener las hojas todo el año, dependiendo de la rigurosidad del invierno.
Florece en primavera, exhibiendo flores dispuestas en pequeños racimos terminales, de color blanco. Es una planta dioica, por lo que presenta flores unisexuales. Por su parte, los frutos son bayas de color amarillento que se torna pardo en la madurez. En su interior están contenidas las semillas, de 3 milímetros de largo y color negro.
Más sobre el ombú
Estos “árboles” crecen de forma aislada, no es común ver varios ejemplares creciendo unos cerca de otros. Por eso, en la región pampeana se los considera un mojón de sombra, ya que aparecen solitarios, ofreciendo una amplia y abundante sombra. Además, debido a ello, mantiene un gran nivel de humedad en el suelo adyacente.
La madera de ombú posee aplicaciones casi nulas debido a las grandes cantidades de agua que contiene en su interior, recordemos que, por tratarse de una herbácea, conserva, a pesar de su tamaño, todas las características de éstas.
La multiplicación del ombú se realiza mediante semillas. Para ello, los frutos se ponen a macerar en agua para que las semillas se desprendan de éstos. Luego de secadas, las semillas pueden plantarse o conservarse durante un año, que es el tiempo en que mantienen su capacidad germinativa.
Cuidados del ombú
Esta planta no requiere de grandes cuidados. Un dato muy importante a tener en cuenta es que no sufre de plagas ni enfermedades, por ello debemos tener la precaución de no utilizar ningún tipo de fungicida ni agrotóxico.
El ombú soporta perfectamente los suelos semi áridos, debido a la gran cantidad de agua que acumula, esto también debe ser tenido en cuenta a la hora de regarlo, ya que el exceso de humedad puede dañar sus flores y sus frutos.
Debido a su agresivo sistema de enraizamiento se debe tomar la precaución de plantarlos, al menos 5 metros alejados de construcciones o del pavimento. Por tratarse de una hierba, el ombú es fácil de trasplantar.
Por sus características, el ombú se presta perfectamente para la práctica de las técnicas del bonsái, ya que al ser una herbácea, se obtiene rápidamente una réplica en miniatura de estos gigantes de las regiones pampeanas.