La micología es la parte de la botánica encargada del estudio de los hongos en todas sus denominaciones, formas y orígenes. Los hongos son descomponedores de materia muerta de animales y plantas, que forman nutrientes para el suelo y para ellos mismos.
La micología “nace” en la medicina. Es una rama de la microbiología, extensa y diversificada hacia la investigación científica y tecnológica. Inicia al analizar enfermedades del hombre y de los animales producidas por el consumo o interacción con hongos. No obstante, a pesar de los progresos de la micología y la utilización de antifúngicos o antimicóticos, las infecciones por hongos siguen siendo muy altas.
HISTORIA DE LA MICOLOGÍA
La práctica de recolectar, consumir y estudiar las setas u hongos no es nueva. En cuevas prehistóricas del Neolítico, precedente a la Edad de los Metales, existen diseños de especies de Boletus y Aphillophoromyceto, al igual que en Egipto, en la tumba del faraón Amememhat. Sin embargo, se dice que en fue Grecia donde inició el estudio científico de estos y otros organismos, y donde apareció la palabra micología.
Destacan en el siglo V a.C. los tratados de Hipócrates y Eurípides, y en el siglo IV a.C. los trabajos de Aristóteles, quien se posicionó como el primer clasificador con bases científicas. Renombrados han sido también los nombres de Teofrasto, y los naturalistas griegos Dioscórides y Galeno.
El Imperio Romano tenía muchos hongos identificados perfectamente. En una escritura o grafía como le decían, del siglo I d.C., se aprecia el Lactarius Deliciosuso Níscalo, protagonista de un evento, donde Agripina envenena al Emperador Claudio, su esposo, cuando distraídamente le agrega a su cantidad diaria de Amanitas caesareas una mortal Amanita phalloides.
Hacia el año 70 d.C, Plinio el viejo estudió la especie Amanita Boletus, pero para la Edad Media se estancó el progreso micológico. En ese tiempo se supo solamente de algunos avances del médico persa Avicena, así como de la célebre plaga del hongo Clavipes purpurea, que acarreó muchos daños.
En el Renacimiento, siglo XVI, el italiano Andrea Cesalpino, elaboró una clasificación de los hongos, puliendo el trabajo de Aristóteles. Justo en esta época, el Papa Clemente VII sufrió una intoxicación por el consumo de setas, que hizo que se prestara nuevamente atención a la investigación de estos organismos.
Más adelante, en el siglo XVIII, el sueco Carlos Linneo, escribió “Sistema Naturae”, donde nomenclatura todos los seres vivos, incluyendo a los hongos. Fue el primero en distinguir género y unas 105 especie. Seguidamente, vino un nuevo envenenamiento, el del Emperador Carlos VI de Alemania.
Karl Pearson, en el siglo XIX, definió 1926 especies, y posteriormente Charles Darwin, gran clasificador de la historia micológica, redactó el “Origen de las Especies”, catalogándolas por clase, orden, familia, género y especie; la misma organización que es empleada actualmente. Pese a ello, las intoxicaciones no cesaron y ocurrieron las del Emperador Alejandro de Rusia y el Cardenal Consalvi.
El siglo XX marcó el desarrollo científico de la Micología. Micólogos apoyados en poderosos microscopios electrónicos, agregaron diferencias microscópicas como esporas, basidios y otros, a las tipologías macroscópicas ya existentes. Se suscitaron cambios en género y especie, describiéndose más de 100.000 especies de hongos. Cerca de la mitad superan el tamaño microscópico y se desarrollan en setas.
MICOLOGÍA Y EL REINO FUNGI
Por años, los seres vivos se dividieron en dos grandes grupos: el reino animal y el reino vegetal. El reino vegetal comprendía los árboles y plantas de todo tipo y también los hongos. En ciertas especies, nunca quedó claro el límite entre lo animal y lo vegetal, en cuanto a su alimentación y reproducción.
En la Grecia antigua se dudaba que los hongos fueran vegetales. Teofrasto los definió como plantas imperfectas privadas de raíces, flores y frutos, creando así la incertidumbre. Y ciertamente los hongos son seres criptógamos, que carecen de flores, hojas y raíces. Y aunque poseen tallos y cuerpo vegetal, no les circula savia.
El siglo XX, con la invención de los microscopios electrónicos, se desarrolló análisis que permitieron diferenciar el Reino Vegetal y el Fungi. Quedó claro que los vegetales se nutren por absorción de elementos no sólidos como las sales minerales, anhídrido carbónico y agua, por suelo y aire. Utilizan las raíces, estomas, tallos y micelios, más no la boca como lo hacen las especies del Reino Animal. De igual forma, su crecimiento puede ser horizontal y vertical y la reproducción es por semillas o esporas.
DIFERENCIA ENTRE HONGOS Y VEGETALES
La característica más importante de los hongos y que marca su diferencia con los vegetales, es que no poseen cloroplastos, así tenemos:
El Reino animal se alimenta utilizando la boca o masticación y el Reino vegetal por absorción a través de la función clorofílica. Por su parte, el Reino Fungi efectúa la absorción por simbiosis o micorriza.
Los hongos tienen reservas de glucosa, condición exclusiva del Reino animal, pero no del Reino vegetal, que goza de reservas de almidón.
Y la más evidente, los hongos se multiplican por esporas, no como los vegetales que lo hacen por semillas, rizomas y otros.
Resumiendo, la ciencia de la micología permite diferenciar un reino nuevo, que se designa con el nombre de fungi, con base suficiente para soportar las leyes de la botánica. En la actualidad, se deben distinguir 3 reinos de los seres vivos: animal, vegetal y fungi o reino de los hongos.
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