Cuando pensamos en renovar o diversificar las especies del jardín, solemos inclinarnos hacia las flores, pero existen otras plantas que a pesar de no aportar el esplendor y la belleza de las rosas o los claveles, por ejemplo, son excelentes opciones de cultivo por sus bondades, tanto terapéuticas como gastronómicas. Una de ellas es la mejorana. Sencilla, fácil de atender, amigable con el ambiente, pero sobre todo, muy beneficiosa.
La mejorana es integrante de la amplia familia de las Lamiaceae, conformada por múltiples especies como menta, tomillo, romero y orégano, entre otras. Es originaria de Asia y de la India y, con el paso de los años, se ha expandido a casi todo el mundo. En las cocinas griegas e italianas es muy demandada por su suavidad y exquisito aroma.
Junto con la ajedrea, el romero, el tomillo, la albahaca y el orégano, forma parte de las llamadas hierbas provenzales, muy empleadas para sazonar carnes a la parrilla, pinchos, corderos, pescado y una variedad de platos franceses. También es aprovechada para potenciar el sabor de los caldos y gratinados, y para perfumar salsas y estofados.
Características de la mejorana
A pesar de que tiende a confundirse con el orégano, hay características que ayudan a diferenciar a la mejorana de otras especies de su tipo. Crece en forma de arbustos, sus tallos son rectos, ramificados, leñosos y con apariencia cuadrangular. Puede medir 50 cm de ancho y 60 de altura.
En cada tallo se forman varios ramilletes de unas siete hojas ovales (pueden ser más o menos), recubiertas por una delicada vellosidad. Son de un verde pálido y al alcanzar su fase máxima de desarrollo, pueden medir 25 mm de largo por 7mm de ancho.
De la mejorana brotan unas pequeñas florecitas que se forman en medio de cuatro brácteas, con un cáliz blanco, rosado o púrpura. Se les ve un fruto, también diminuto, denominado aquenio, que resguarda las semillas para su reproducción.
Siembra y riego de la mejorana
El nombre científico de la mejorana es Origanum majorana. Se da muy bien en los climas cálidos. Puede mantenerse viva todo el año y lo mejor, es que no exige muchos cuidados. Aunque tiende a soportar el frío, en los inviernos fuertes puede morir, pero siempre está la opción de diseminar un puñado en una maceta y colocarla dentro de la casa, en un ambiente con calefacción.
A la hora de sembrarla, es recomendable escoger un lugar que le aporte sombra, ya que los rayos directos del sol la marchitan. Una excelente alternativa es disponer de un área especial para ella, en la que incluso pueda compartir terreno con otras hiervas aromáticas. Los grandes cultivadores de mejorana preparan grandes viveros techados, diseñados para que no entren las radiaciones y se conserve el aroma.
Los suelos ligeros, sueltos y medianamente secos son ideales para el buen desarrollo de la mejorana. El riego es indispensable en las primeras etapas de crecimiento. Ya en la adultez, puede subsistir con pulverizaciones de agua antialcalina, cada dos o cuatro días. El riego debe prevalecer en las hojas y no en el sueño, ya que este debe permanecer seco para no dañar sus raíces.
La primavera es la mejor época para sembrarla. Se hace esparciendo las semillas directamente en el suelo o en una maceta. Si se escoge la segunda opción, hay que cuidar que sea una tinaja de 5 litros de capacidad como mínimo, con una profundidad de 20 cm. El tiempo de germinación es de aproximadamente 15 días. Se puede abonar con productos ecológicos, humus, compost o estiércol fermentado.
Secar para usar
Al comienzo de la floración, específicamente en el verano, se realizan las recolectas de mejorana. Se realiza en esta etapa, para evitar que cojan un olor amargo. Como la mayoría de las hierbas, suele someterse a procesos de secado antes de ser utilizada. Para ello, es recomendable cortar los tallos (sin ser al ras del suelo), y atarlos en forma de ramo. Posteriormente, se debe colgar con las hojas mirando al piso, en un sitio oscuro y seco, pero a la vez fresco. Cuando esté seca (el tiempo dependerá de las condiciones dadas), se trituran los tallos y las hojas, y se colocan en enveses cerrados. Aunque los amantes de la gastronomía prefieren emplearla fresca para aprovechar al máximo su sabor y aroma, quienes no acostumbran a sembrarla la adquieren de esta manera porque les facilita su conservación por más tiempo.
Otras formas de usar la mejorana
Frescas o secas, las hojas de mejorana se usan para condimentar platos, debido a la gran cantidad de aceites esenciales que posee. Las flores también dan buenos aportes a la cocina, pero su fuerte es la aromaterapia, al igual que su aceite esencial, que es muy demandado por la industria de la perfumería.
Los beneficios terapéuticos de la mejorana le han dado mucha fama a la planta. Al parecer, es un buen digestivo que disminuye malestares estomacales como gastritis, espasmos intestinales, retorcijones, ulceras estomacales e indigestión. Asimismo, favorece el funcionamiento del hígado, actúa contra las bacterias que causan infecciones, es un expectorante y mucolítico natural, mejora la congestión nasal, los dolores de garganta, la bronquitis, el asma y otras afecciones. La mejor forma de ingerirla es en infusión. Para prepararla, se deben mezclar 250 ml de agua y 5 gr de hojas y flores en un recipiente, y llevar a ebullición. No obstante, antes de consumirla, es preciso consultar a un especialista que avale sus aportes.
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