La más popular de las marantas es la “Maranta leuconera” conocida por muchos como la “planta de la oración”. Se le llama así porque durante la noche se repliega erguida como si estuviese rezando y al día siguiente, en la mañana, retoma su estado natural. Lo más hermoso son sus hojas aterciopeladas que crecen ovaladas hasta alcanzar los 30 centímetros de altura. Algunas especies muestran destellos y líneas rojas entre las nervaduras, que le aportan un elemento decorativo muy agradable y particular.
Actualmente se contabilizan unas 30 variedades de marantas. La mayoría son provenientes de Brasil y de Guyana, específicamente de la zona tropical. Pertenecen a la familia de las Marantaceae, y son muy utilizadas para la ambientación de espacios interiores. La mayor parte de sus bondades, recaen en su gran poder de desarrollo. No hay que esperar mucho para verla florecida y radiante con sus vetas blanquecinas o rojizas que son un espectáculo visual. Varias marantas tienen una textura brillante y nervios notablemente marcados.
Las flores de la maranta son peculiarmente pequeñas, asociadas en espigas, blancas y poco llamativas. Las raíces, por otra parte, son tuberosas.
Cuidados de la Maranta
La temperatura idónea para que la maranta se mantenga en buen estado debe oscilar entre los 15 ºC y 25 ºC, aunque en el invierno suele soportar entre 10 ºC y 30 ºC. Cuando es expuesta a otras temperaturas comienza a mostrar señales de deterioro.
Lo más aconsejable es que no reciba luz directa, ya que pueden blanquearse las hojas. Eso sí, debe estar en un sitio luminoso y con abundante humedad.
La maranta no escapa de los ataques de las plagas. La más peligrosa es la araña roja, la cual aparece cuando la planta carece de humedad. Las cochinillas también pueden perjudicarla. Para evitarlo, se deben revisar constantemente las hojas, especialmente durante las épocas calurosas, para verificar que no muestren manchas extrañas ni enfermedades. En caso de notar algún inconveniente, lo mejor es extirpar las áreas afectadas, y utilizar un plaguicida.
Siembra y multiplicación de la Maranta
Para multiplicar la maranta, el procedimiento adecuado es la división de mata, que debe hacerse durante la primavera. Lo más indicado es plantar tres esquejes compuestos de dos o tres hojas cada uno, y al arraigarse mudar a porrones separados.
El suelo debe ser blando, preferiblemente ácido y turboso para que las raíces se compacten sin ningún inconveniente.
Puede cultivarse en solitario para destacar sus matices, pero también se pueden crear combinaciones con otras plantas como el árbol de la felicidad.
Por tratarse de una planta de crecimiento rápido, debe ser trasplantada una vez al año, hasta que llegue a abarcar los 20 centímetros de diámetro que generalmente poseen las vasijas convencionales. Al llevar a cabo este procedimiento, deben extraerse las primeras capas de sustrato (entre 2 y 3 centímetros), y sustituirlo por unas nuevas en la primavera.
Si se va a mover de lugar, lo mejor es hacerlo en el mes de abril. A partir de ese momento y hasta que finalice el período de verano, se recomienda abonarla con un fertilizante líquido cada dos semanas. Los que son a base de algas le van muy bien y ofrecen excelentes resultados.
Riego de la maranta
La maranta necesita abundante humedad, es por esto que debe ser regada con mucha frecuencia, principalmente durante el verano. Sin embargo, debe medirse muy bien la cantidad de agua para garantizar que drene correctamente, y que no se encharque.
Durante el invierno se debe regar una vez a la semana, o cada 10 días.
El agua que se le rocía a la maranta debe ser templada o tibia, ya que si está excesivamente fría puede dañarla.
Debe causar preocupación si las hojas de la maranta toman un color marrón en los bordes, sin se rizan o se “tiñen” de amarillo. Esto significa que carecen de humedad. En esas circunstancias habría que podarlas un poco y pulverizar constantemente con agua sin cal.
Si se comprueba a través del tacto que la parte más baja del tallo está blanda, puede significar que tiene demasiada agua, por lo que habría que tomar medidas de recuperación.
Lo más recomendable, a manera de prevención y cuidado, es colocar varias macetas juntas de plantas, para que se cree un efecto protector conocido como microclima.
Tipos de marantas
Como se dijo anteriormente, existen unos 30 tipos de marantas que aunque son muy similares en apariencia, tienen detalles que las diferencian. La maranta leuconera Massangeana, por ejemplo, se caracteriza porque sus manchas se despliegan como espinas de pescado desde la nervadura del centro hacia el margen de la hoja. Su color va del marfil al plateado.
Otra muy singular es la maranta Makoyana, cuya tonalidad verdosa es tan intensa que se asemeja a la de una aceituna. Los alargados pecíolos de sus hojas elipsoidales brotan desde los tubérculos radiculares. Su textura se parece a la del papel.
La maranta Arundinacea tiene unas hojas salpicadas de blanco que son muy llamativas. Miden unos 10 centímetros de ancho y 30 de largo.
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