Uno de los cítricos más populares y nutritivos es la mandarina. Su alto contenido de vitamina C, la convierte en una fruta sumamente beneficiosa para la salud. Proviene de las zonas trópicas, específicamente de Asia, y su nombre surgió del color de la vestimenta usada por los mandarines o antiguos jefes de China.
La mandarina comenzó a sembrarse en Europa a comienzos del siglo XIX. Tiempo después, su cultivo se propagó hacia Latinoamérica, en países como Brasil, Argentina, Colombia, Uruguay, México, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador, entre otros.
Características de la mandarina
Su corteza es lisa, de color anaranjado, y muy fácil de desprender, incluso con las manos.
Su forma es globosa y deprimida en la base. Mide entre 4 y7 centímetros de longitud, y de 5 a 8 centímetros de diámetro.
Se compone principalmente de agua (88%), hidratos de carbono y fibra. Es excelente para el funcionamiento del metabolismo.
Tiene cuatro clasificaciones: Citrus retícula var, Clementina, Citrus unshiu y Clemenvillas.
Generalidades sobre la Mandarina
Su brillante e intensa tonalidad naranja, le da a la mandarina un aspecto muy llamativo y provocativo.
Para los pequeños de la casa, representa la merienda perfecta, pues aporta decenas de nutrientes que favorecen su sano crecimiento y desarrollo.
A pesar de ser una fruta cítrica, es 90% dulce. Su exquisito sabor es aprovechado para la elaboración de postres, ensaladas, salsas y medicinas. Su olor, ha sido explotado por la industria cosmética, para la fabricación de cremas, colonias y más.
El mejor tiempo para adquirirla, es de septiembre a marzo, cuando ha culminado su proceso de maduración.
Su gran composición de vitamina C, eleva su poder antioxidante, por lo que actúa como escudo protector ante enfermedades como el cáncer, obesidad y diabetes.
Para aprovechar al máximo sus potencialidades, se recomienda ingerirla junto con la capa blanca que recubre la pulpa, ya que posee pectina, una sustancia que ayuda a reducir los niveles de colesterol.
Su acidez, favorece la pérdida de peso y la quema de grasas de forma natural.
Beneficios Y PROPIEDADES de la mandarina
Más que por su sabor, la mandarina es muy consumida por los múltiples beneficios que brinda al organismo. Algunos son:
- Evita la retención de líquido.
- Disminuye los problemas para orinar.
- Ayuda a quemar calorías.
- Controla las patologías relacionadas con la tensión arterial.
- Tiene un efecto calmante y relajante.
- Baja el colesterol.
- Combate la anemia ferropénica (una afección en la cual el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. Los glóbulos rojos le proporcionan el oxígeno a los tejidos corporales).
- Elimina las toxinas y radicales libres del cuerpo.
- Mejora el funcionamiento del aparato digestivo.
- Previene enfermedades que atacan al sistema inmunológico.
- Refuerza los glóbulos rojos y blancos.
Otras bondades
- Controla los padecimientos cardiovasculares y aquellas enfermedades que degeneran el cuerpo.
- Previene y cura la gripe, sobre todo en temporada de invierno.
- Mantiene a raya los problemas vinculados con el sobrepeso.
- Favorece la formación del feto.
- Estimula la producción de leche durante el proceso de lactancia materna.
- Posee propiedades antisépticas que garantizan el funcionamiento de los conductos urinarios y digestivos.
- Actúa como antiinflamatorio.
- Protege la vista, el cabello, y las uñas.
- Aumenta los niveles de colágeno.
- Favorece el desarrollo y fortalecimiento de huesos y dientes.
- Contribuye a la sanación de los síntomas de la fiebre, la anorexia, la tos y la intoxicación etílica.
Contraindicación
Aunque la mandarina es rica en propiedades y beneficios, su consumo no es muy apto para quienes padecen de gastritis, acidez, úlceras o afecciones renales, debido a su potente acidez.
Comercialización y usos DE LA MANDARINA
Como dijimos, la mandarina no solo se come cruda, sino que también es empleada para la elaboración de sustancias medicinales y comestibles que se comercializan a nivel mundial.
Entre sus derivados a la venta se encuentran mermeladas, galletas, tortas, jugos, yogures, caramelos, compotas y hasta bebidas alcohólicas. Es el zumo y la concha lo que más se aprovecha para estos fines.
El árbol de la mandarina
El mandarino es un árbol pequeño, espinoso y más resistente al frío que los naranjos. Se adapta perfectamente a los climas desérticos, semitropicales y subtropicales.
Sin embargo, variedades como la Clementina, requieren un mayor control de las condiciones climáticas, para garantizar buenos rendimientos de producción y calidad.
Hay plantaciones grandes que brindan producciones pequeñas, o cosechas reducidas que dan frutos de baja calidad. Eso dependerá de los cuidados que se le aporte, la cantidad de tiempo que tengan los sembradíos y el tipo de mandarina.
El abonado, por ejemplo, es fundamental para la dotación de magnesio, hierro y zinc. Según sea la deficiencia, se puede recurrir a aplicaciones foliares, colocación de quelatos o aportación de oxicloruro de cobre después de la floración. Lo conveniente es solicitar apoyo de un experto, para dar con el método más conveniente.
El riego es otro factor clave. Si es un huerto de pocas dimensiones, se puede optar por el riego por inundación, aunque también se podría instalar un sistema localizado. El de aspersión se tiende a emplear en terrenos amplios, repletos de mandarinos.
Una vez al año hay que podar la mata, para eliminar las ramas que estén muertas, enfermas o sin fuerza.
Si se llegase a presentar agrietamiento en la fruta, podría haber deficiencia de agua y exceso de calcio.
De igual modo, se debe vigilar del ataque de plagas como Minador de los cítricos (Phyllocnistis citrella), Cochinilla, Araña roja y Mosca blanca, que se han catalogado como las principales enemigas de la mandarina.
Existen mandarinas con o sin semillas. En este último caso los frutos suelen ser más pequeños.
Esta posibilidad de generar frutos sin semillas, es una característica propia de los cítricos, impulsada por la partenocarpia, es decir la capacidad que tienen de desarrollarse sin polinización.
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