Conocida como primavera del jardín, la prímula es una de las plantas florales más apreciadas al momento de ornamentar jardines, balcones y hasta interiores. Su nombre está vinculado con el hecho que es la primera planta en florecer en la primavera. Su floración es abundante y como se presenta en forma de matas, ofrece un espectáculo de colores allí donde ocupa un lugar en los jardines. A pesar de ser una planta originaria de Asia, su cultivo se ha extendido por todo el hemisferio norte y hasta algunos países del hemisferio sur, siempre que haya encontrado las condiciones climáticas adecuadas.
Características de la prímula
La prímula es una planta perenne de la familia de las primuláceas. Existe unas 500 variedades diferentes de estas plantas, todas ellas poseedoras de una floración vistosa, en variados colores. La variedad conocida como prímula acaulis se la considera ideal para ser cultivada en jardines de exterior, en cambio la prímula obconica es la que predomina en ambientes interiores.
La prímula se presenta en forma de mata, con abundante follaje. Sus hojas son de un verde claro y a veces presentan una tonalidad amarillenta, su forma es oblonga y dentada en sus bordes. La planta no suele superar los 40 cm de altura.
Del centro del espeso follaje van a nacer las flores. Estas flores cuentan con seis pétalos cuyo tamaño y colores varían. El rosa, amarillo, violáceo y rojo son los colores más comunes y hasta es posible ver algunas plantas que presentan más de una tonalidad. Las flores obsequian una delicada fragancia.
A pesar de ser plantas perennes, algunas variedades de prímulas suelen ser desechadas luego de la primera floración, ya que, en algunos climas, sobre todo los demasiado cálidos, terminan perdiendo la fuerza y sus siguientes floraciones ya no son ni tan abundantes ni tan vistosas.
Hábitat y clima
Esta familia de plantas necesita de temperaturas moderadas hasta frescas. El calor excesivo las debilita condicionando su floración. Es por eso que es fácil encontrarlas en zonas de climas templados como en el sur de Asia, principalmente en Turquía y en Irán. En Europa, la prímula aparece en abundancia en Noruega, Alemania, Portugal y toda la zona de los Balcanes.
Las primuláceas son plantas que requieren abundante luz solar, pero sin recibirlo de manera directa.
El cultivo de la prímula
Para cultivar prímulas es necesario observar ciertas condiciones de luz y temperatura. La exposición de estas plantas a la acción directa de los rayos solares no es aconsejable. Siempre es conveniente elegir lugares con sombra. En los meses de otoño e invierno es posible permitir que la prímula reciba un par de horas luz directa, ya que durante esas épocas los rayos solares son más débiles.
Las temperaturas de los climas templados son ideales para la prímula, ya que no soportan ni las altas temperaturas ni las heladas extremas. Su rango óptimo de temperaturas va desde los 10°C hasta los 20°C. en las especies plantadas en macetas es posible moverlas de acuerdo a las condiciones climáticas. Las matas que se cultivan en jardines deben ser protegidas de las heladas, cubriéndolas.
Antes de cultivar nuestras plantas de prímula es necesario preparar el suelo con un abono que provea al suelo de abundante potasio y fósforo, indispensables para favorecer una abundante floración. Una vez hecho esto, el cultivo se hará a partir de semillas. Entre mayo y agosto – en el hemisferio norte – es el período apropiado para el cultivo. Al cabo de 20 días las semillas habrán germinado y a los 2 meses, estarán en condiciones de ser trasplantadas a macetas si lo que se desea es contar con prímulas en el interior.
El cuidado de la prímula
Estas plantas requieren de ciertos cuidados para obtener de ellas una importante floración. El riego de las prímulas debe asegurarles buenas condiciones de humedad a la tierra, evitando siempre que el suelo se seque. Es importante asegurar tanto en macetas como en jardines que haya un buen drenaje. Los orificios inferiores de las macetas deben mantenerse siempre destapados, permitiendo que el agua pueda escurrir. Durante las épocas de floración debemos evitar mojar las flores durante el riego.
Si queremos asegurar una mayor vida útil de esta planta es adecuado proceder a un abonado del suelo, en forma periódica. Para ello utilizaremos abono para plantas con flor. Durante las épocas de crecimiento de las plantas el abonado debe hacerse cada 3 semanas. Al momento de la aparición de los capullos puede incrementarse el uso de abono cada 2 semanas.
Otros usos de la prímula
En muchas regiones el cultivo de la prímula tiene como objetivo su uso medicinal. Los rizomas y las hojas de estas plantas, una vez desecados, se las utiliza para preparar infusiones a las que se le atribuyen propiedades calmantes. Antirreumáticas, diuréticas y depurativas. Sin embargo, su uso debe estar siempre supervisado por un profesional de la salud.