Uno de los vegetales más apreciados, por el papel que desempeña en la dieta humana, es la lechuga. Conocida científicamente como Lactuca sativa, la lechuga es una planta herbácea que se presenta anualmente. La gran cantidad de variedades de lechuga que existen y la posibilidad de ser cultivada en invernaderos hacen que esté disponible durante todo el año para su consumo. Como sabemos, las hojas de lechuga se comen crudas, aunque existen algunas variedades asiáticas, que por su dureza requieren cocción.
Conozcamos a la lechuga ¿Cuáles son sus características?
En la mayoría de las variedades, esta planta se caracteriza por tener una raíz pivotante, desde donde nace un tronco muy corto, a partir del cual crecen sus hojas. Esta conformación hace que a simple vista dé la sensación que las hojas nacen directamente desde el suelo.
Las hojas de la lechuga se destacan por su color verde brillante e intenso. Crecen desde un tallo cilíndrico y corto. Las hojas inferiores poseen un pecíolo muy corto, mientras que las superiores se presentan como sésiles, es decir que carecen por completo de pecíolo y su forma es oval y alargada.
Aunque pocos las conocen, las flores de la lechuga son amarillas con manchas violetas en las panículas. También posee frutos de color gris con un pico alargado.
El origen de la lechuga podemos ubicarlo en Asia, pero con los años, su cultivo se ha extendido a casi todo el mundo, desarrollando un importante número de variedades.
Dado que el 95% de la composición de la lechuga es agua, es un alimento sumamente liviano para su consumo.
Algunos beneficios y propiedades del consumo de lechuga
Esta planta es considerada un excelente diurético, favoreciendo la eliminación de la orina. Actúa como un estimulante de las funciones renales, colaborando con la micción. Su consumo es recomendado en los casos de obesidad, hipertensión arterial, hidropesía – acumulación de líquido en los tejidos -, ante la presencia de cálculos renales y todas aquellas dolencias que impliquen un déficit en la función renal.
Otro de los beneficios que ofrece la lechuga es el de colaborar con el aparato digestivo, debido a sus propiedades carminativas, que evitan la acumulación de gases en los intestinos. Sin embargo, el consumo de este vegetal debe ser controlado, ya que algunos organismos presentan cierta intolerancia a las verduras de hojas crudas.
La Lactuca sativa es un gran colaborador del sistema circulatorio, disminuyendo los riesgos de coágulos sanguíneos.
¿Cómo se cultiva la lechuga?
Esta planta requiere de ambientes soleados para su cultivo, aunque en las épocas de calor es conveniente que sean protegidas de la acción directa de sol, cultivándolas en espacios de media sombra.
La lechuga soporta mejor los climas fríos que las temperaturas elevadas. Puede llegar a resistir fríos de hasta -6°C. en cuanto a las temperaturas máximas, es necesario que éstas no superen los 30°C. también es importante que el suelo no tenga registros inferiores a los 6 a 8°C.
Los suelos más adecuados para cultivar la lechuga son aquellos que presentan una tierra ligera, mejor si es arenosa y que posean un buen drenaje. Es importante para estas plantas, evitar los encharcamientos ya que estos favorecen que las plantas se pudran o sean víctimas del ataque de microorganismos. El pH del suelo debe mantenerse en un rango de 6,5 a 7,5.
La lechuga es una planta anual, por ello es conveniente plantar en diferentes épocas del año, de esta manera se podrá contar con ejemplares aptos para el consumo. Existen variedades que permiten su cultivo en diferentes épocas del año.
La siembra de la lechuga
El cultivo de la lechuga se realiza a partir de sus semillas, que serán plantadas en desde el principio de la primavera hasta mediados del verano, en zonas de climas fríos. En los climas cálidos, las semillas deberán plantarse en otoño y en invierno.
En una primera etapa las semillas deberán ser colocadas para germinar en un semillero o almácigo. Dado que éstas son muy pequeñas deben ser enterradas a 1 cm de profundidad. La germinación se producirá entre los 10 y 12 días. Cuando nuestros ejemplares ya posean unas 4 hojas, estarán en condiciones de ser trasplantadas a su lugar definitivo. Para ello deberemos tener en cuenta que los retoños deben guardar una distancia de 25 cm entre cada planta y de 30 cm entre las líneas.
Las lechugas estarán listas para su recolección, según la variedad, entre los 45 y los 90 días. El punto adecuado nos lo brindará la consistencia de sus hojas, que, sin llegar a estar duras, sí deberán ser consistentes al tacto.
Para el consumo de la lechuga, siempre es necesario tomar ciertas precauciones con respecto a la higiene. Las hojas deben ser cuidadosamente lavadas, procurando limpiar bien los recovecos que presentan las hojas. Una alternativa es separar las hojas y sumergirlas en agua fría con dos cucharadas de vinagre. La lechuga es un componente infaltable en ensaladas y platos fríos.