Cuando explota la primavera, cortando el frío invierno europeo, los jardines e interiores de las viviendas se pueblan de unas hermosas flores de un destellante color azul, que inunda por doquier y dan la bienvenida a las temperaturas más calidad. Estamos hablando de la campánula.
Características generales de la campánula
La campánula es un género de plantas fanerógamas que cuenta con más de 1500 especies. Este género de plantas es propio de las regiones templadas del hemisferio norte, y su tamaño varía desde los 5 centímetros, en las zonas árticas, hasta los 2 metros de altura en las regiones más cálidas de Europa.
Las especies de este género pueden ser anuales, bienales o perennes y su cultivo está muy extendido debido a la belleza de sus flores, en forma de campana – de allí su nombre – que presenta hermosos colores azul púrpura, blancos o rosas. Según la familia a la que pertenezcan, podemos encontrarlas de tallo erguido o rastreras. Son plantas de características rústicas.
En su forma silvestre, las campánulas, crecen en zonas de difícil accesibilidad, donde sólo podemos encontrar musgos adheridos a terrenos pedregosos, es por esto que se la considera, a la campánula, una planta pionera ya que abre el camino al crecimiento de otras variedades de plantas.
Las especies más extendidas de este género son:
Campánula Isophylla: es una planta de pequeñas dimensiones, sólo logra alcanzar los 20 centímetros de altura y presenta flores pequeñas de color azul – lila. Esta especie es originaria de Italia. Su floración comienza en la primavera y se extiende durante todo el verano.
Campánula carpática: originaria de los Montes Cárpatos, esta planta llega a alcanzar los 60 centímetros de altura y se caracteriza por sus hermosas flores azules y blancas, que aparecen durante todo el verano.
Campánula Pyramidalis: es una planta perenne con delicadas flores azules y suele aparecer prendida y asociada a cultivos de maíz.
Cultivo y cuidados de la campánula
Por ser una planta de características rústicas, la campánula es de fácil cultivo. Esta planta puede ser cultivada tanto en macetas como en pleno suelo. Tanto en un caso como en el otro, debemos tener la precaución de dotarla de una buena sombra, ya que la campánula rechaza los rayos del sol en forma directa.
La campánula requiere de un buen riego, además de mantener su ámbito con un nivel de humedad adecuado. Durante la primavera y el verano, es conveniente combinar el agua de riego con abono líquido, desaconsejándose el uso de fertilizante durante el resto del año.
En invierno es conveniente el riego moderado, valiéndose de un pulverizador que permita mantener el mantillo de la maceta permanentemente húmedo. También puede ser convenientes colocar en un plato algunas piedras y agua y colocar encima la maceta, cuidando que el agua no tome contacto con la base de la maceta.
La campánula comienza a florecer en primavera, pero lo hace con mayor fuerza aún en verano. Para asegurarnos una floración continua durante todo el verano, recomendamos podar las flores que comienzan a marchitarse. Esto debe hacerse con una tijera de hojas bien afiladas, de manera que evitemos dañar los tallos. Algunos expertos recomiendan, también, desinfectar los instrumentos que utilicemos para la poda – calentándolos al fuego – para evitar las infecciones en los tallos de la campánula.
Hacia finales del invierno y comienzos de la primavera, es recomendable proceder a la poda de la campánula. Esta poda debe ser generosa, dejando la planta con no más de 7 centímetros de altura. Aquí también recomendamos la desinfección de los instrumentos de poda, antes del inicio de esta tarea. Esto va a permitir que la campánula adquiera mayor fuerza y vigor durante su época de máximo crecimiento.
La campánula no es una planta que se caracterice por sufrir plagas o enfermedades. Si las hojas de la planta, aparecen amarillas y se marchitan puede deberse a falta de riego, en este caso deben retirarse las partes mustias y mejorar el riego y la humedad de la maceta. Por el contrario, si la planta no florece y aparece como apagada, puede deberse a un exceso de riego, para ello sugerimos sacar la planta de maceta y cortar las raíces muertas o marchitas con una tijera afilada y desinfectada.
Existen dos formas habituales de multiplicar nuestras plantas de campánulas. La primera, a través de semillas, es la que menos recomendamos ya que las modificaciones genéticas que posee esta especie, es probable que obtengamos plantas completamente diferentes a la “planta madre”. Por eso, es más conveniente la multiplicación por esqueje – uso de tallos extraídos de otras plantas. Los esquejes deben ser de unos 10 centímetros de largo, retiramos las hojas más bajas, todo esto lo hacemos con un instrumento bien afilado. Colocamos en el extremo que hemos cortado – siempre debemos hacerlo lo más cerca posible de un nudo – algún producto rizógeno, que sirve para favorecer el nacimiento de raíces y que puede ser adquirido en cualquier comercio especializado. Por otro lado, prepararemos una maceta con un compost de turba y arena gruesa. Allí plantaremos nuestros esquejes y luego cubriremos la maceta con una bolsa plástica y la colocaremos en la penumbra a unos 15° de temperatura. La aparición de los primeros brotes será la señal que nos indique que las raíces ya han nacido y podremos quitar la bolsa y colocar la maceta en un lugar mejor iluminado.
Una vez que han nacido nuevos brotes y los esquejes se han fortalecido, ha llegado el momento de trasplantarlos a su destino final y esperar que nuestro jardín se pueble de hermosas y delicadas flores de campánulas.
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