La amapola es una de las flores más conocidas del entorno de las plantas de jardín. Seguramente hayas escuchado hablar bastante de ella o leído sobre la misma porque es de lo más popular y común. En cualquier caso, es interesante saber que se distinguen bien dos tipos de amapolas; los nombres científicos responde a los siguiente: Papaver y Papaver Rhoeas.
El primero de ellos, habla sobre la amapola común, la del campo, la que todos conocemos mientras que el segundo, es una planta silvestre que actúa en muchas partes del mundo como elemento medicinal. En este artículo vamos a enfocarnos en la Papaver que es de la que más se habla y que ciertamente, también contiene algunos usos terapéuticos. Como anotación debemos decir que existe igualmente la amapola californiana aunque esta es un estilo algo distinto.
¿Cuáles son las características principales de la amapola?
La amapola común es una especie que se conoce en todas partes y que se denomina amapola de campo. A pesar de que se pueden diferenciar varias especies comparten muchas características comunes y que estaremos detallando a continuación.
Esta planta tiene un carácter anual aunque la floración la tenga en primavera y no resista fácilmente las heladas o la humedad (con estas condiciones la plantación puede perderse) Su forma es erecta, con tallos de color verde claro y algunas cerdas en los extremos. Las hojas son simples, con base bastante alargada y algo ovalada en ocasiones. La planta en sí cuenta con una altura que va desde los 25 a los 90 centímetros.
Si hay algo que gustan a las personas de la amapola es la floración que tiene por que ésta da un aire al campo estupendo y el color rojo intenso que la caracteriza no hace otra cosa que embellecer cualquier lugar en el que se coloque o jardín limpio en el que esté. Está con nosotros desde hace siglos y, además del poder terapéutico que se le localiza, también se ha utilizado siempre con fines decorativos.
Los cuidados de las amapolas
Como ya hemos comentado, las amapolas llevan con nosotros muchísimos siglos y el uso que se le ha hecho durante todo este tiempo ha sido muy variado. Gracias a todos estos años y a los estudios que se han estado haciendo sobre ella, podemos saber que la amapola es una de las plantas más agradecidas y que sus cuidados no son precisamente complicados.
Una amapola admite el sol y la sombra parcial, ya que es bastante bueno que le de la luz de cara a la temporada de flor que es lo que está buscando desde que la plantamos. Estas plantas además se desarrollan bien en cualquier suelo que se precie y eso le da muchos puntos para su cultivo que en un principio (en los inicios) nos suponía un misterio.
Las vivaces, que es un tipo de las más populares, se cultivan mejor solas o en cualquier caso combinada con arbustos o plantas leñosas. Las anuales se plantan en muchas ocasiones con otro tipo de especies de flor en macizos y arriates pero siempre teniendo en cuenta que el periodo de floración varía dependiendo de la temporada de siembra en la que la hayamos plantado.
Si tenemos en cuenta el periodo de siembra que tienen, debemos apuntar que la propagación será en base a esta y la floración varía según cuando la hayamos sembrado. Por un lado si hacemos una plantación en primavera éstas florecerán en otoño y si se hace en otoño, no tendremos las flores hasta el verano siguiente.
Pequeñas curiosidades de la amapolas
Agarrándonos al hecho de que la amapola es una planta que lleva con nosotros bastante tiempo, es interesante que sepamos algunos detalles mágicos para los que utilizaban nuestros antepasados sus semillas y germinación. Su flor siempre ha sido hermosa y en muchas ocasiones ha habido civilizaciones que la han considerado poderosa y llena de fuerza.
Tradicionalmente se ha utilizado con fines mágicos en hechizos dados a la fertilidad, a recuperar amores pasados o al embrujo de los nuevos. También se ha marcado para necesidad de dinero o la búsqueda de la suerte.
Según se ha estudiado en base a las leyendas que hay sobre ellas, algunas brujas echaban semillas de amapola en el plato de la persona amada para que así, cuando se lo comiese, ésta cayese rendida a nuestros pies sin más. No obstante como bien hemos anotado, esto no es más que una “receta” legendaria que nada puede tener que ver con la realidad.
Entre las amapolas de jardín encontramos plantas de forma anual, algunas vivaces, de talla discreta, otras silvestres o con mucha altura. La realidad es que desde hace años, las amapolas se distribuyen por todo el mundo y esto es lo que la ha hecho una especie de lo más popular y encantadora.
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