Una de las flores más aromáticas que existe es el jazmín. El suave perfume que destila esta hermosa planta se remonta a sus orígenes en los Himalayas de China. La principal característica del jazmín es que el olor que emana de su flor se intensifica por las noches.
Científicamente se le conoce como Jasminum officinale y existen unas 200 variedades. En el continente asiático, de donde proviene, el jazmín es una planta valiosa, incluso en Indonesia, Filipinas y Pakistán fue nombrada flor nacional. Para los indonesios, el jazmín significa pureza y belleza femenina.
el Aroma apreciado del jazmin
El particular olor del jazmín se utiliza con mucha frecuencia en la preparación de perfumes, productos de belleza, cosméticos y químicos de limpieza para el hogar.
El aceite de su flor también es muy demandado, incluso forma parte de los ingredientes de ciertas medicinas naturales que sirven como antidepresivos, relajantes, antiinflamatorios y reforzadores del deseo sexual.
Igualmente, el jazmín es idóneo para la elaboración de infusiones que contribuyen a frenar la aparición de algunos tipos de cáncer. Así que tomarse una tacita de té de jazmín, sin duda proporcionará beneficios a la salud.
Características del jazmín
Esta peculiar planta crece abundantemente en las zonas de clima cálido. Tiene finas hojas verdes y sus flores son delicadas, generalmente de cinco pétalos, similares a una estrella. Aunque las hay de distintas tonalidades, son más populares las blancas con el centro amarillo.
El jazmín es muy querido por las amas de casa y los floristas porque se desarrolla en forma de arbusto o enredadera. Quienes la conocen, alaban su belleza, sus propiedades y su facilidad de crecimiento.
Aunque se da muy bien en jardines y patios amplios, hay variedades que pueden crecer dentro de la casa y adaptarse a macetas que ni siquiera necesitan tierra. Un sistema hidropónico que la nutra de agua le servirá para germinar.
Cuidados del jazmín
El principal requerimiento del jazmín para su crecimiento es la luz natural. Solo así proporcionará racimos nutridos y hermosos de esas flores que tanto llaman la atención.
La mayoría de los jazmines requieren de un suelo fértil y bien drenado, así como de un espacio que le permita recibir los rayos del sol y resguardarse del viento. Los llamados jazmines de invierno, son los únicos que pueden tolerar la sombra parcial y las bajas temperaturas. No obstante, es preferible conservarlos en un invernadero. Si no hay heladas se puede prescindir de la calefacción, pero si las hay, es importante habilitar un calefactor que le brinde temperaturas nocturnas de 13ºC como mínimo.
Si se piensa plantar en una maceta, ésta debe tener orificios que garanticen la fluidez del agua. No se debe permitir que crezca maleza en la vasija o en el terreno que la albergue, ya que esta planta es sensible a las enfermedades. También hay que protegerla de las plagas. Las orugas, cantáridas, cochinillas, gorgojos y barrenillos, por mencionar algunas, no solo devoran sus hojas sino que también debilitan la raíz y los tallos.
Si se dobla debido al peso de sus ramas, se sugiere colocar estacas que la mantengan estable. Una buena opción es sembrarla cerca de vallas, rejas o cercas para que pueda trepar y lucir más hermosa.
En cuanto al riego, hay que saber que el jazmín requiere abundante agua en días de calor y en temporadas de crecimiento (primavera y verano). Dos veces a la semana podría ser suficiente, pero esta dosis puede incrementarse si la planta lo amerita. En el invierno el riego puede ser una vez cada siete días, aunque si llueve constantemente probablemente no sea necesario. En caso de haber heladas, debe cubrirse con telas especiales de jardín y dotarse ocasionalmente de agua tibia.
Los jazmines que se encuentran plantados en jarrones requerirán de un fertilizante con un alto contenido de potasio, uno orgánico balanceado o uno a base de algas y ceniza de madera.
Más beneficios del jazmín
Si una persona sufre de los nervios, nada mejor para calmarla que un té de jazmín. Los científicos aseguran que la planta tiene linalol, un componente que brinda un eficaz efecto sedante, por lo que contribuye a la relajación, disminución del estrés y el control del estado emocional.
Otros componentes del jazmín son el acetato de bencilo, el jasmon y el indol. Todos ellos son los responsables del olor tan peculiar de la flor. Por esa razón, el arbusto se usa en la elaboración de fragancias afrodisíacas. Las masajistas, por ejemplo, suelen aplicar el aceite de durante sus procedimientos estéticos para proporcionarle al cuerpo una textura sedosa y una sensación de descanso muy agradable. Para la aromaterapia también es un excelente recurso.
El jazmín se puede emplear para disminuir dolores corporales porque contiene propiedades astringentes y analgésicas. Las mujeres con menopausia, malestares a causa de la menstruación y dolencias comunes del parto, pueden optar por el jazmín para reducir estos problemas.
¿Padece de infecciones bucales? El jazmín es ideal para contrarrestar esas patologías. No solo eso, sino que también alivia la tos, la ronquera, las complicaciones respiratorias, la fiebre, las afecciones estomacales y las infecciones.
Sin duda alguna, el jazmín es más que una flor hermosa y olorosa. Todos los beneficios que aporta la convierten en una planta muy útil y muy apropiada.