La gerbera constituye un género de flora perteneciente a la familia de las Asteráceas. Arropa a un universo de 150 variedades que han sido descritas por los expertos, aunque menos de 40 han sido aprobadas. Está muy bien valorada a nivel comercial. De hecho, es la quinta flor de corte más solicitada mundialmente, seguida de la rosa, el clavel, el crisantemo y el tulipán. Se suele usar para estudiar la formación de las flores. Es oriunda de tierras africanas, y de Asia tropical y central. Se introdujo en países suramericanos, centroamericanos y en Australasia.
características de la gerbera
Se sabe que la gerbera crece a altitudes de 1100 msnm. Su popularidad está muy ligada con su duración de varias semanas, y su colorido. Es característica su raíz, de la que se desprenden rizomas que pueden alcanzar el metro de profundidad.
De ella surgen brotes de nuevas hojas redondas. Al madurar adquieren mayores proporciones, siendo puntiagudas y abultadas, con una sedosidad que enamora. Sus flores, de 17.8 cm de longitud, se forman en alargados tallos que terminan con un retoño en cabezuela. Se hallan en tonos níveas, carmesís, pajizas, rosáceas o moradas. Su disco suele ser pajizo, aunque en ocasiones se encuentra negruzco. Brotan a principios de primavera, hasta el otoño.
¿Cómo cuidar una gerbera?
La incidencia directa del sol le favorece, para ganar enormes proporciones. A sombra parcial también puede estarm pero alcanzará una altura mediana. Será necesario resguardarla de las ventiscas, para que forme abundantes ramilletes. En las noches la mejor temperatura para ella es de 15ºC, mientras que por el día no debe sobrepasar los 25ºC.
La gerbera agradece una tierra suelta y con acidez moderada. Serán idóneas aquellas ricas en materia orgánica. El exceso de agua retrasa la floración, por eso será indispensable un buen drenaje. Lo recomendable es proporcionarle riego tres veces por día, evitando los encharcamientos. Así los rizomas tendrán los minerales que precisan.
Otras atenciones
El abono se aplica al año de la siembra. Posteriormente, el mantillo se renovará cada semestre. La poda también se realiza un par de veces al año, favoreciendo su crecimiento.
Es vital desinfectar los utensilios antes de la poda. Quitar las hojas muertas facilitará la incidencia de la luz y el viento. De manera que se prevenga la aparición de hongos.
El trasplante se hace en fechas primaverales, dejando el cuello de la gerbera visible. Esta es una táctica sencilla que minimiza el riesgo de contagio.
reproducción de la gerbera
La multiplicación de la gerbera puede hacerse de varias formas: microesquejes, división de plantas o semillas. Asimismo, los hijuelos o esquejes tienen una tasa de efectividad muy similar, aunque conviene inclinarse por los hijuelos.
- Semillas. Se siembran en primavera sobre un mantillo con mitad de arena y mitad de turba. Como son diminutas, habrá que echar mano de un pedazo pequeño de madera chata para enterrarlas. También se puede colocar otra película de compost encima. El semillero se coloca a sombra con una temperatura máxima de 25ºC. La tierra debe estar húmeda, puede usarse un pulverizador para proveerle de agua hasta que germinen. Conviene tapar con vidrio u hojas de plástico para conservar la temperatura y prevenir que la tierra se seque. Si se opta por el plástico, habrá que renovarlo a diario. Tras 15 días germinarán. Entonces hay que quitar el plástico y colocar el semillero en luz parcial. Cuando tengan un tamaño manipulable, se hace el trasplante en tiestos individuales. Acá se opta por el sol directo.
- Hijuelos. El descanso vegetativo de la gerbera ocurre en época primaveral. Acá se suspenden los riegos, pero también es el tiempo propicio para dividir la planta. Con ayuda de un cuchillo se separa la raíz en varias partes provistas de unos cuatro folios como mínimo. Luego se procede a espolvorear la superficie donde se realizó el corte con fungicida de buen espectro. Acto seguido se higienizan los ejemplares y se minimizan los rizomas, para colocarlos en tiestos separados.
plagas y enfermedades
Puede padecer el ataque del minador de hojas, tanto en etapa larvaria como moscas adultas. Las moscas blancas son otro peligro, pues chupan la savia de la gerbera. La presencia de ácaros acelera la pérdida de las hojas. Mientras que el óxido se asocia con la araña roja. Por su parte, los trips suelen esconderse en el núcleo de las flores, causando daños.
Si parece polvorienta o tiene una capa de micelio níveo, probablemente tiene el hongo oídio. Suele verse al segundo año de cultivada. Los encharcamientos derivarán con facilidad en el moho gris.
Durante el invierno la gerbera puede sufrir verticilosis. Esta ocasionará que se obstruyan los nervios de los folios. Al imposibilitar que se nutran, acaban matando a la planta. De allí que conviene retirar los folios enfermos.
Si ves que tu gerbera ha envejecido prematuramente, quizás tenga Rhizoctonia solani, que además ocasiona la deshidratación de las hojas y clorosis. Si el cuello o las hojas están podridas, es probable que la planta haya contraído el hongo Sclerotinia sclerotiorum.
principales usos
A la gerbera se le emplea como variedad ornamental, tanto en el jardín como dentro del hogar. Sin embargo, en las floristerías también se echa mano de ella a modo de bebida fragante.
En ocasiones, se le utiliza para elaborar ungüento para el tratamiento de molestias musculares. Purifica el ambiente al eliminar los químicos tóxicos presentes en el aire, provenientes de pinturas, solventes o benceno. Este es conocido por ser cancerígeno. De igual forma, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono.
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