Conocida también como flor de navidad o poinsettia, la flor de pascua es un arbusto originario de la zona de Mesoamérica, principalmente sur de México y Guatemala. Sus brácteas – que asemejan flores – poseen un rojo muy intenso y dan la idea de una gran estrella, de allí las alegorías de su nombre a símbolos de las festividades religiosas. Esta planta fue introducida en Europa a fines del siglo XIX y en la actualidad es muy apreciada como planta de interior, a pesar de su carácter arbustivo.
Características de la flor de pascua
Esta planta pertenece a la familia de las Ephorbiaceaes y se lo considera un arbusto caduco, que puede llegar a medir hasta 3 metros. Su popularidad la ubica entre las plantas de interior, pero en climas cálidos puede cultivarse como arbusto en jardines.
Sus hojas destacan por su verde intenso, su forma es ovo-lanceoladas y pueden llegar a medir hasta 16 cm. las ramas de la flor de pascua poseen en su extremo un conjunto de pequeñas flores amarillas rodeadas de brácteas de color rojizo intenso. Las brácteas son órganos foliáceos que actúan protegiendo a las flores. No son hojas en el estricto sentido de la palabra ya que no cumplen una función en la fotosíntesis.
La flor de pascua florece en noviembre, aunque su mayor floración aparece a finales de diciembre, por lo que se la conoce como estrella de navidad. Tanto las flores como las brácteas se prolongan hasta abril, de allí también su denominación como flor de pascua.
Cultivo de la flor de pascua
Para reproducir a la estrella de navidad, el método más adecuado es a través de esquejes, pero en la mayoría de los casos es difícil lograr que los mismos prendan, debido a esto se recomienda comprar plantines producidos en viveros.
Por tratarse de un arbusto caduco, muchas veces suele desecharse la planta una vez que ha perdido sus brácteas. Pero es posible lograr que la misma vuelva a crecer si tomamos ciertos recaudos. Una vez que la planta pierde sus primeras brácteas, procederemos a podarla, dejando tallos de no más de 10 cm de longitud. Seguidamente colocaremos la planta en un lugar fresco, pero tomando la precaución que reciba buena luz y poco riego. Cuando comience la primavera, vamos a trasplantar nuestra flor de pascua a una maceta más grande y regándola bien para lograr que aparezcan nuevos brotes. Es importante que cada 15 días podamos proveer a la planta de abono líquido. Cuando los nuevos brotes alcancen una longitud de 9 a 10 cm procederemos a cortar los viejos tallos.
Ambiente y suelo para la flor de pascua
La flor de pascua es una planta de climas cálidos, por ello no debemos exponerla a temperaturas frías. Necesita ambientes soleados, pero durante el verano es importante protegerla de la luz directa del sol. Cuando nuestra flor de pascua está destinada a la ornamentación de interiores es conveniente colocarla en lugares bien iluminados, la falta de una buena iluminación natural hace que la planta pierda sus bellos colores.
Otras precauciones que hay que tomar para el cuidado de estas especies, es protegerlas de los cambios bruscos de temperaturas y de las fuertes corrientes de aires.
La flor de pascua se desarrolla mejor en aquellos terrenos ricos en humus y con un pH básico de 5,5. La tierra de jardín con un poco de turba contribuye al buen crecimiento de la planta. Si deseamos que nuestra planta se prolongue de una temporada a otra, es necesario aplicar cada 15 días abono líquido desde mediados de la primavera hasta que culmina el verano.
Condiciones de riego para la flor de pascua
Las condiciones con las que se riega la flor de pascua son esenciales. Esta planta requiere buenas condiciones de humedad ambiental y evitar la sequedad del suelo. Sin estas condiciones la planta comenzará a ponerse amarilla y terminará por secarse.
Si los ejemplares están en el interior del hogar, es conveniente mantenerla lejos de estufas y calefactores, ya que la sequedad del ambiente la afectará. Una forma sencilla de evitar esto es disponer de un humificador en el ambiente, o en caso contrario se puede colocar un cuenco sobre la estufa para que haya una generación de vapor. Sin embargo, es importante evitar que las hojas se humedezcan para evitar la aparición de hongos.
Evitar el encharcamiento es fundamental en el cuidado de la flor de pascua. Para ello debemos verificar que los orificios inferiores de las macetas se encuentren libres favoreciendo el drenaje. Entre riego y riego es conveniente dejar que la tierra se seque. Otra alternativa es colocar la maceta en un cuenco con agua, pero evitando que el agua entre en contacto con la maceta, para ellos vamos a colocar unas piedras dentro del cuenco, que superen el nivel del agua y sobre ellas, la maceta.
Con los cuidados adecuado, la flor de pascua es una excelente opción a la hora de ornamentar ambientes y jardines, durante los meses de la primavera y el verano.
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