En el amplio mundo de las plantas, la versatilidad es una constante, especialmente en la decoración de interiores. El filodendro destaca entre muchas especies por su atractivo y fácil cuidado, lo que la hace muy popular entre quienes desean dar el toque verde a sus espacios, sin ser expertos en mantenimiento ornamental.
El filodendro pertenece a la familia de Araceae. Una característica llamativa de su anatomía es que cuenta con hojas muy grandes, que al tacto guardan similitud con el cuero. Estas pueden llegar a medir un metro de longitud y tener al menos 50 cm de ancho. Cuando brotan, permanecen envueltas en estípulas hasta que logran desarrollarse completamente.
Las distintas variedades de filodendro se dan en zonas tropicales de América, sobre todo de Martinica, Brasil, Venezuela y Colombia. Por lo general, se ubican en regiones húmedas, pero también en pantanos. Otras áreas de concentración pueden ser bancos de ríos, asentamientos rocosos o bordes de caminos.
Características del filodendro
Quien adquiera una mata de filodendro debe saber que se trata de un género con grandes posibilidades de dimorfismo, lo que implica que los ejemplares no se parecen entre sí de forma exacta. Esta diferencia se puede apreciar entre plantas jóvenes y maduras, especialmente en cuanto a las hojas.
Las flores que crecen de esta planta se recogen en inflorescencias cilíndricas y contienen en su centro una espata blanquecina, con forma de cartucho, dotada de un espádice entre blanco y amarillo. Cuando se encuentra al aire libre, el filodendro puede producir una fruta tipo baya, con un sabor parecido al de la piña, pero estando en una casa es poco probable que logre ser fructífera.
Un dato importante cuando se trata del cuidado de las hojas, es evitar el uso de productos para lustrarlas. Su brillo aparecerá por mecanismos propios, de forma natural. Esta clase de sustancias artificiales ocasionan obstrucciones en sus estomas, lo que equivale a “poros” en la superficie de la planta, resultando altamente dañinos.
Principales grupos
Es frecuente que cuidadores menos experimentados encasillen al filodendro como un arbusto de raíces aéreas, debido a que estas crecen al nivel de los nudos, que son utilizadas para sujetarse a un soporte. No obstante, existen al menos 300 especies conocidas en el mundo, pese a teorías que indican la presencia de 700 más sin estudiar. Estos pueden dividirse en dos tipos: trepadores o arbustivos.
En el caso del filodendro arbustivo, suele ser de poca altura, y los trepadores son más empleados en la decoración, debido a que tienen mayores probabilidades de crecer adecuadamente. Dado que sus raíces requieren extenderse, dentro del hogar será esencial proveerles de soporte, preferiblemente con algo de musgo.
El nombre de este árbol pequeño proviene, precisamente, de sus características principales, es decir, su capacidad de encontrar aguantarse en otros similares. “Filos” se deriva del griego “amigo”, mientras que “dendro” significa “árbol”. Esto se traduce en “amiga de los árboles”.
Algunos cuidados para el filodendro
Aunque el filodendro es una planta resistente, ideal para jardineros con poca experiencia, que deseen embellecer cualquier espacio, es importante prestar atención a ciertos requerimientos, que garantizarán su desarrollo y crecimiento exitosos:
- Suelo: este tipo de arbusto no requiere, en sí, un sustrato especial, pero al que mejor se adapta es aquel que contiene turba y algo de arcilla. Se recomienda, de forma periódica, mezclar la tierra con algo de fertilizante, que concentre altos niveles de hierro.
- Traslado: si desea trasplantar un arbusto de filodendro, se sugiere elegir el momento más idóneo. Este comprende de febrero a marzo. La multiplicación de este elemento vegetal se realiza a través de esquejes, cuyos meses favorecedores serán los de primavera, en tierra arenosa o por el empleo de la técnica de hidrocultivo. Esto último implica meter la base del tallo cortado en agua.
- Luz: El filodendro debe permanecer en sitios luminosos, aunque no con incidencia directa de los rayos del sol. Con la humedad apropiada, esta planta puede soportar muy altas temperaturas, hasta de 40 °C.
- Riego: es importante regar con regularidad al filodendro, pues debido a su procedencia tropical, demanda humedad. Una práctica que favorece su crecimiento es rociar sus hojas con agua, cuando el calor se acrecienta. Contraria a muchos otros ornamentos, resiste hasta un 90% de humedad.
Un problema, una solución
La planta es susceptible al ataque de algunas plagas como ácaros, trips y cochinillas, a las cuales se les debe hacer frente con los productos usuales, vendidos en tiendas de jardinería e invernaderos. Tome en cuenta que en otoño, los pulgones hacen su aparición y pueden dañar las hojas de filodendro, que aún no se abren, debido a diminutas mordidas.
Aunque filodendro es muy utilizado esconde un aspecto no tan preciado. Está compuesta por cristales de oxalato de calcio, que pueden ser tóxicos tanto para humanos como para mascotas. El contacto repetitivo con esta planta puede ocasionar dermatitis e hinchazón en boca y tracto digestivo en las personas. En los animales, puede ser peor, pues genera espasmos, dolor y convulsiones. Es importante que ante síntomas extraños, visite al médico o lleve a su mascota con el veterinario.
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