Emparentado con las moras se encuentra el ficus pumila, una especie fanerógama propia de la zona este de Asia. Es decir, Vietnam, Japón y China, aunque luego se propagó a varias regiones de los Estados Unidos. El término “Pumilus” hace referencia a lo minúsculo de sus hojas. Es una planta perenne y leñosa, que alcanza una altura de los 2.5 m a 4 m. Cuando es joven sus hojas son pequeñísimas y esbeltas, pero irán variando conforme envejecen.
La encargada de su polinización es la Blastophaga pumilae o avispa de higo. Y sirve de alimento a la larva de la Marpesia petreus.
Características del ficus pumila
Lo más resaltante es su talante de trepadora. Posee tallos frágiles que se soportan en los muros pedregosos o troncos. Los amantes de la botánica aprovechan sus cualidades rastreras y trepadoras para adornar. De hecho, se emplea al ficus pumila como variedad colgante o para tapizar la base de otras especies. Al mejor estilo de cubre-suelos. Cautiva por la sencillez de sus cuidados, por lo que es buena opción para primerizos.
Entre los ficus se estima que es el más popular, cuando de decoración se trata. Sus hojas tienen forma de corazón que la hace fácil de distinguir. Sus matices van desde un verde opaco a un níveo o pajizo. Su inflorescencia es bastante compacta, hasta el punto de pasar inadvertida con frecuencia. Su fruto se utiliza poco debido a su amargura. Aunque los taiwaneses lo secan a la inversa para ingerirlo. Los singapurenses lo emplea a manera de jalea de hielo. Se le emplea como especie de interiores o exteriores.
Cuidados para el ficus pumila
Le sienta estupendamente una ubicación con sol parcial. Cerciorándose de que los rayos no incidan de manera directa o con mucha intensidad; porque acabaría por secarse. Los climas tropicales o cálidos serán idóneos para el ficus pumila. La temperatura perfecta sería entre los 16 a 21ºC, puede morir a consecuencia de las heladas. No debe exponerse a temperaturas menores a los 3 o 6ºC. Es flexible en cuanto al suelo, pero debe drenar con facilidad, puesto que los rizomas son vulnerables a encharcamientos y pueden pudrirse con facilidad.
Riego, poda y fertilización
Hay que verificar que el terreno siempre esté humedecido. En temporada de lluvia los riegos pueden espaciarse, hasta hacerlo semanal o quincenal. En cambio, en verano, se puede regar cada tres días. La humedad en el ambiente también debe elevarse. Se puede conseguir pulverizando agua tibia con frecuencia sobre las hojas.
Se aconseja abonar cada 21 días y podar, de vez en cuando, para dirigir su crecimiento. Al principio se recortarán los extremos de los folios y los rizomas. Se puede hacer bianual, durante la primavera. Esto le dará forma y evitará que se vuelva invasiva.
Reproducción del ficus Pumila
Al ficus pumila se le reproduce de dos formas, pero siempre verano. Para los más inexpertos, escoger el esqueje será mejor. Habrá que elegir un retoño o rama nueva de la planta matriz. Luego se plantará a una depresión acorde con su tamaño. Al acabar, se pulveriza. Es muy importante limpiar y desinfectar los implementos para prevenir la aparición de plagas o enfermedades.
Por acodo puede ser más engorroso. Aunque tiene ciertas similitudes con el esqueje, acá el ficus pumila no se corta: permanece unido a la planta matriz. Se escoge un tallo maleable y lozano. Se plantará cerca de la madre con ayuda de un alambre y doblándolo.
Transcurrido un trimestre, el retoño estará listo para separarse de la planta madre. Además, será el momento idóneo para realizar el trasplante y ubicarlo en un tiesto.
¿Está infestado de arañas rojas?
La falta de riego o un riego pobre puede exponer al ficus pumila al ataque de la araña roja. Este bicho resulta imperceptible a simple vista. Forman sus telarañas entre folios y tallos estas creaciones son un poco más fáciles de detectar.
Un síntoma de que la araña roja hace de las suyas, es la aparición de motas pajizas en sus hojas. Si la planta comienza a doblarse, habrá que examinar esta posibilidad.
Si no se toman acciones a tiempo, sus hojas se marchitarán totalmente. La araña roja se ubica en los folios para sorber su savia. Para cerciorarse, nada como echar mano de una lupa y verificar el inverso de los folios.
¿Qué hacer en caso de coleópteros?
Hay una amplia diversidad de ellos. Sin embargo, todos representan una genuina jaqueca para los amantes de la jardinería. Incluyen a varios bichos e inclusive a hongos. De forma más coloquial se les conoce como escarabajos. Se presentan principalmente en etapa larvaria. Los filófagos devoran las hojas del ficus pumila generando severos daños. La variedad de rizófago, comen el sistema radicular del ejemplar.
Una buena opción a manera de correctivo -¡y del todo natural!- sería apelar a la mariquita. Este insecto será un aliado de la planta. Debido a que no actúa como plaga, al contrario su menú lo componen los fastidiosos pulgones junto a las cochinillas. ¡Con ellas la naturaleza se equilibra a la perfección!
Algunas sugerencias útiles
Es importante revisar con periodicidad el estado del ficus pumila. De esa manera, podrá detectarse en el acto cualquier plaga. También será útil remover las hojas que estén maltratadas o marchitas.
¿Se quiere potenciar la calidad y velocidad de su crecimiento? Entonces, nada tan útil como abonar cada 15 días mientras se encuentre en época de desarrollo. En otras palabras, durante verano-primavera.
En el transcurso del verano, las pulverizaciones regulares mantendrán al ejemplar libre de la araña roja.
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