Uno de los árboles más apreciados por sus frutos deliciosos, jugosos y nutritivos, es el peral. Correspondientes al género Pyrus, el peral pertenece a la familia de las rosáceas, es decir que comparte familiaridad con el manzano. Existen 30 variedades tipificadas de este género de árboles frutales. Originario de los climas templados de Europa y África, su cultivo se ha extendido como consecuencia del aprovechamiento y comercialización de sus frutos. En la actualidad, las variedades conocidas son el resultado de procesos de selección a partir de los perales silvestres y los perales asiáticos.
Las características del peral
Los perales son árboles de tamaño mediano, pueden medir ente 10 y 20 metros de altura, según la variedad. Debido al aprovechamiento de sus frutos, el peral es un árbol cuyo cultivo se ha extendido a todo el mundo. Sus orígenes se encuentran en las zonas de climas templados de Europa y norte de África. Estos ejemplares frutales necesitan de climas húmedos y frescos, pero con veranos cálidos. Las zonas de cultivo más apropiadas son aquellas que se presentan abiertas, no siendo las más aptas las áreas de valles cerrados. El suelo debe poseer un buen drenaje.
Las raíces del peral son leñosas y profundas, su tronco es recto y presenta una corteza color gris pardo y agrietada. La coronación de la copa es alta y, en general, estrecha. Sus hojas, de forma ovalada, se presentan de forma manera alterna en las ramas, son de color verde en su haz y sus pecíolos amarillentos.
Las flores del pyrus se presentan en forma de corimbos, es decir como si fueran racimos que nacen en distintas partes de un eje. Poseen 5 pétalos de color blanco, mientras que sus estambres son una leve coloración púrpura. Las flores del peral son hermafroditas.
El exquisito fruto del peral
La pera, junto a la manzana, es uno de los frutos más apreciados y consumidos en casi todo el mundo. Poseen una forma redondeada, de pomo. Son grandes, jugosos y carnosos. En general, la variedad más consumida es la que produce el pyrus communis, una de las variedades más extendidas del peral.
La pera es un fruto cuyo consumo está impulsado por su delicado sabor, pero, fundamentalmente, por sus propiedades nutritivas. El fruto del peral es rico en vitaminas del complejo vitamínico B – B1, B2 y niacina – que contribuyen a regular el sistema nervioso, mejorar el aparato digestivo y fortificar el músculo cardíaco. Por otro lado, la pera posee vitaminas A y C, y minerales como calcio, fósforo, magnesio, potasio y cobre.
El principal destino de esta fruta es gastronómico, se consume fresca como postres. Es comercializada, también, como conserva, enlatada con almíbar y con una leve cocción para la elaboración de postres y compotas. Su utiliza para la fabricación de mermeladas.
Cultivo del peral
Estos árboles se encuentran asociados a los climas templados, por lo que para su cultivo es necesario observar algunas condiciones básicas. El peral es un árbol que puede llegar a resistir heladas de hasta -20°C en sus épocas de reposo vegetativo, pero no logra resistir las heladas de primavera, en su época de floración. El suelo donde se cultivarán los perales deben estar bien abonados, a partir de abono orgánico, una buena combinación es estiércol, potasio y fósforo. Los suelos arcillosos suelen ser los más aptos debido a que poseen un buen drenaje. Por las características de sus raíces, se recomiendan suelos profundos y con un pH básico de 6 o 7.
Luego de la plantación de los perales, el primer riego debe insumir unos 10 litros por cada planta. Posteriormente debe mantenerse un riego regular pero no excesivo ya que estos árboles son sensibles tanto a las sequias como a los excesos de humedad, esto último puede provocar frutos más pequeños a los habituales.
Los perales se reproducen a partir de injertos de yemas que se realizarán en otoño. Estos injertos utilizarán como patrones, membrillos u otros perales. Es necesario respetar una distancia de 3 metros entre cada árbol plantado. Una vez colocado nuestro injerto es necesario cubrir la base con un mantillo orgánico. No son métodos utilizados para la reproducción del peral, el esqueje y la plantación de semillas.
Para la recolección de sus frutos no hay que esperar a que éstos maduren. La cosecha debe hacerse cuando la pera comienza a variar el color de su cáscara del verde oscuro al claro. Para determinar si ya es tiempo de retirarlas del árbol, basta tomar el fruto, retorcerlo levemente y si se desprende con facilidad ya estarán listos para la recolección.
Para la poda del peral, habrá que respetar una poda inicial que se hará en los árboles jóvenes, cuando su altura alcanza los 80 cm que consiste en despuntarlo, de modo que se favorezca el crecimiento de 2 ramas principales. Una vez que estas 2 ramas principales se hayan desarrollado, la poda se hará en los brotes de las ramas secundarias. La poda regular de aquellos árboles de 3 a 4 años se realizará finalizada la cosecha. De esta manera estaremos favoreciendo la salud de la planta y fortaleciendo la próxima floración.
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