Dentro del género de los cytrus, encontramos al mandarino. Este árbol pertenece a la familia de las rutáceas y comparte la mayor parte de las cualidades de todos los cytrus: alto contenido en vitamina A, alto contenido de ácido cítrico, sobre todo en su fruto, conocido con el nombre de mandarina. Los árboles de mandarino son de origen asiático, principalmente de China e Indonesia, favorecidos por los climas subtropicales de estas zonas.
Principales características del mandarino
El mandarino posee un tamaño menor al naranjo y una forma más redondeada en su copa. Esto lo convierte, además de proveedor de agradables frutos, en un árbol ornamental en los jardines. Su envergadura va desde los 2 a 4 metros de altura. Las hojas son algo más alargadas que las del naranjo y presenta flores pequeñas blancas que pueden crecer en pequeños ramilletes de dos o tres unidades y a veces se presentan solas.
Su fruto, la mandarina, es de color naranja intenso y su forma varía de acuerdo a cada especie, pero en general son más pequeñas que una naranja. La cáscara se desprende fácilmente del resto del fruto, donde encontramos numerosos gajos fáciles de separar entre ellos y provistos de gran cantidad de jugos, siendo su sabor dulce y agradable.
El mandarino, como todos los cítricos, son autofértiles, es decir que basta con un agente polinizador como una abeja u otro insecto que traslade el polen de la flor masculina a la femenina para que se reproduzca. Pero como es un género partenocárpio, la reproducción pude ser sexual por medio de las semillas. Para los cultivos con fines comerciales o extensivos, se utilizan otros métodos de reproducción.
Clima y suelo para el cultivo del mandarino
El mandarino es un árbol de climas templados, la temperatura ideal para su mejor cultivo oscila entre los 23°C y los 35°C, por debajo de la temperatura mínima, el árbol presenta un crecimiento más lento y ya por debajo de los 13°C, el mandarino detiene su crecimiento.
Estos cítricos no presentan mayores exigencias en cuanto al suelo. Los suelos no recomendables para su cultivo son aquellos de tipo arcillosos, salinos o calizos. En cambio, los suelos arenosos suelen ser altamente beneficiosos para el desarrollo tanto del árbol como de sus frutos. Esto siempre teniendo en cuenta la necesidad de utilizar abonos, compost y fertilizantes para equilibrar las carencias de algunos suelos.
Siendo un poco más exigentes, podemos establecer que los suelos con pH medio, es decir entre 6 y 7, son los más óptimos para su cultivo. Con suelos demasiado ácidos o básicos, los mandarinos suelen desarrollar afecciones en las cuales aparecerán lesiones debido a la toxicidad de otros elementos.
El riego de los mandarinos
Como todos los cítricos, la demanda de agua de estos árboles es importante para su desarrollo. Pero a la hora del riego no sólo debemos considerar la cantidad de agua, sino su calidad. Las aguas con fuertes concentraciones de sal pueden ser perjudiciales para el árbol, por lo tanto, es importante controlar la salinidad del agua.
En cuanto al volumen, debemos considerar que una cantidad adecuada es de 30 a 40 litros de agua por día, esto como promedio, teniendo en cuenta en las épocas de verano este volumen deberá ser mayor y en los meses fríos, puede considerarse una cantidad menor. En estas proporciones, es necesario tener en cuenta los períodos de lluvia y la permeabilidad del suelo, siendo los de permeabilidad media los más adecuados.
Junto con un riego adecuado, es importante tener en cuenta el aporte de materia orgánica que podamos hacerle a nuestro árbol de mandarinas. Una cantidad estimada, ronda los 20 kg de materia orgánica por año para cada árbol, pero esto dependerá, en buena medida, de las características del humus.
Poda
La poda del mandarino se efectúa recién al tercer año de vida del árbol y consiste en eliminar el tocón, es decir los broten que surgen del tronco central. Cuando se produce la fructificación del mandarino, la gran cantidad de unidades puede provocar la ruptura de ramas, por lo que se hace necesario colocar estructuras de soporte y una vez al año proceder a una poda de las ramas rotas, muertas o que presenten signos de debilidad.
Esta poda provoca una gran cantidad de desechos que pueden aprovecharse triturándolos para ser reutilizados como abono, incorporándolo al suelo.
Cuidados del mandarino
Dentro de los cítricos, los mandarinos son más resistentes a plagas y enfermedades que sus parientes, el limonero y el naranjo, sin embargo, las plagas más comunes suelen ser la cochinilla, la mosca blanca y el Minador de los cítricos. En el caso de cultivos familiares o de árboles aislados en nuestro jardín, el control de plagas puede efectuarse con numerosos remedios caseros, cuyas recetas abundan en internet, sin necesidad de recurrir a herbicidas.