En la familia de las Cactáceas destacan unas 150 especies del género Echinopsis. La mayoría son propias de suelos sudamericanos, y crecen en zonas áridas y desérticas. En algunos lugares se les conoce como plantas crasas, por su apariencia de globo, y en otros prefieren llamarlas plantas suculentas, por su carencia de grasa. En lugar de ésta poseen grandes proporciones de savia.
Entre las características más importantes de la Echinopsis, está la presencia de espinas. Ellas constituyen un avance evolutivo y hacen la función de hojas, evitando al máximo la pérdida de agua en su interior.
Características de la Echinopsis
Poseen un atractivo tallo redondo, espeso y estirado, rebosante de espinas. Éstas crecen en toda la extensión de sus costillares. Por lo general se forman en diminutas prominencias que los expertos bautizaron como areolas.
Al tercer año de su siembra, en el verano, comienzan a brotar las flores. Son grandes, fragantes y atractivas. Son blancas o rosadas, y duran un par de días.
Las Echinopsis se encuentran en tierras argentinas, chilenas, bolivianas, peruanas, brasileñas, ecuatorianas, paraguayas y uruguayas. Al no exigir excesivos cuidados, son buenas alternativas para quienes se inician en la botánica. Por otra parte, su crecimiento pausado facilitará en gran medida su cuidado. ¡Una razón más para tenerlo en casa!
Cultivo de la Echinopsis
Las Echinopsis requieren de una tierra arenosa o pedregosa. Asimismo, necesitan de la incidencia directa del sol, a lo largo del año. De ser posible, habrá que ubicarlas «mirando» hacia el sur. Les favorecen las temperaturas que oscilan entre los 15ºC y 24ºC, especialmente en verano. En otoño-invierno se les debe proveer una temperatura de 10ºC a 13ºC.
La frescura del aire hace maravillas por su crecimiento, así que ponerlas cerca de los ventanales será una gran decisión.
Cuando la tierra está seca, será el momento preciso para regarlas. El suelo debe contar con buen drenaje. De lo contrario, se podrían pudrir sus raíces.
Cómo trasplantar y abonarla
Las Echinopsis miden unos 15 centímetros. Sin embargo, las raíces de este género se extienden hasta un metro cuadrado. Por ello, es fundamental chequear el estado de sus rizomas.
¿Cómo saber si precisa un trasplante? La primera señal es un retardo en su desarrollo, a pesar de tener los cuidados oportunos. Se recomienda hacerlo de forma anual, durante la primavera.
Los rizomas saludables tienen una coloración nívea. SI están grises o negruzcos hay que cortarlos un poco. El abonado debe hacerse mensualmente durante la primavera-verano. Lo mejor es que el producto venga en presentación líquida, para que se pueda diluir con el riego. Se sugiere que posea abundante magnesio, calcio y fósforo. El resto del año, se suspende el abonado pues comienza su receso vegetativo.
Su floración
Las hermosas flores que parecen “empequeñecer” a la Echinopsis, aparecen desde inicios del verano y perduran toda la estación. Éstas estiran sus pétalos en los laterales del tallo. Tienen una apariencia acampanada o simulan una trompeta. Abren sus pétalos al atardecer, pero viven sólo dos días. Lo bueno es que se renuevan con frecuencia en la época veraniega.
Reproducción de la Echinopsis
Podrán multiplicarse por esqueje o semillas. Para lograr el máximo parecido con la Echinopsis madre, se aconseja apelar al esqueje. Será imprescindible constatar que la planta madre florece, porque algunos híbridos no lo hacen.
Con un cuchillo afilado e higienizado se cortan los retoños. Normalmente, cuentan con rizomas por lo que se trasplantan sin riegos por los próximos 15 a 21 días.
¿Y si carece de rizomas? Entonces, se permite sacar las áreas cortadas por una semana. Después del trasplante, la Echinopsis se trata como si fuera un ejemplar adulto.
Para reproducirla mediante semillas, lo mejor es esperar a los meses de marzo y abril. Las semillas se reparten encima de la tierra, compuesto por dos medidas de sustrato y otra de vermiculita.
Se apela a materos bajos que tengan una distancia de dos centímetros del suelo. Esta se sumerge en agua hasta que la tierra queda humedecida. Luego se escurre y esparcen las semillas de manera uniforme. Con ayuda de un madero, se hunden.
Se cubre con plástico traslúcido para que conserve el calor idóneo. También previene que el terreno seque pronto, esta se sustituirá cada 24 horas. El recipiente necesitará estar a la sombra, con un calor de 21ºC y humedecida con un rociador.
En un par de meses empezarán a germinar, allí se quita el plástico. Cada semilla germina a su ritmo, las que comenzaron este proceso necesitarán recibir más sol que el resto. Al alcanzar un buen tamaño se trasplantan a sus recipientes permanentes.
Enfermedades y plagas
Las Echinopsis es propensa a ciertas enfermedades o plagas. Entre estas últimas se cuenta la cochinilla lanosa. Puede ser engorroso deshacerse de ella, pero los pesticidas con alta presencia de fósforo son los más efectivos.
Entre las curiosidades de la especie cabe destacar su nombre. Pues tiene raíces griegas donde “Echin” equivaldría a erizo o erizo de mar. Mientras que “opsis” hace referencia a su “apariencia”. Este hermoso género tiene bien merecido su nombre, con su apariencia de erizo marino.
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