La dalia es una hermosa flor cargada de pétalos que realza por sus múltiples colores, sus tallos tiernos y flexibles, y sus raíces fuertes. Generalmente crece muy frondosa y cuando florece, se convierte en un espectacular bouquet natural. Hay quienes aseguran que representan la pasión y el impulso.
Se conserva muy bien en regiones donde hay verano y primavera. Son flores muy codiciadas por las tiendas dedicadas a la elaboración de ramos, porque su belleza atrapa miradas y su aroma seduce al más exigente de los olfatos. En tonos rosa, amarillo, púrpura, rojo, naranja y sus combinaciones, son un exquisito regalo de la naturaleza.
Su comportamiento en los jardines y características de la dalia
Especialistas en botánica refieren que la dalia es una planta que necesita de mucha luz para mantenerse con vida. Los rayos del sol son fuente de nutrientes y vitaminas que favorecen su floración, así que quienes deseen tener una dalia, deben ubicarla en un lugar iluminado, sobre una superficie fértil y protegida de los vientos.
Se contabilizan entre 41 y 50 especies endémicas, producto de más de dos siglos de cultivo en las zonas tropicales y subtropicales de México, donde suelen abundar. Las hay simples, con una sola capa de pétalos, pero también dobles, triples, cuádruples y hasta séxtuples. Las más pobladas parecen esferas tupidas que impactan por su forma y sus intensas tonalidades. Su tamaño también es diverso, algunas dalias apenas alcanzan los ocho centímetros, mientras otras sobrepasan los 15 centímetros.
Recomendaciones para el cuidado y el cultivo de la dalia
Para que la dalia desarrolle flores grandes y radiantes, se deben cortar los capullos laterales, sin dañar el central, que viene a ser el más alto. Al principio es posible que no dé muchas flores, pero las que echará serán enormes y preciosas, dignas de admirar. También se deben extraer las flores marchitas para que nazcan otras nuevas.
La mata puede extenderse hasta conseguir el metro de altura. Por ello, se insiste en la necesidad de plantarlas en jardines y no en macetas porque las raíces no podrán propagarse en su totalidad. Si la dalia permanece en un área cerrada, es probable que la floración no sea constante y no lucirá tan viva como en el exterior.
La dalia debe regarse moderadamente durante los meses siguientes a la plantación y más frecuentemente en el período de floración, pero cuidando siempre de no empantanar la tierra para evitar que se pudran las raíces.
Para plantarla, se debe hacer uso de sus tubérculos, brotes o semillas y para reproducirla, se deben emplear sus bulbos. Los mejor es hacerlo entre los meses de marzo y mayo, procurando utilizar humus vegetal y arena permeable. La profundidad sugerida es entre 10 y trece centímetros. Si es más se marchitará y si es menos se secará. Para apoyarla y prevenir que se debilite el tallo en su crecimiento, es recomendable sujetarla con un tutor que ayudará a darle la dirección y la inclinación apropiadas.
La temperatura es algo que se debe atender muy bien si se desea lucir una dalia hermosa. Aguanta hasta 5 grados, por lo que debe resguardarse con un manto vegetal en época de invierno. Otra opción es retirar los tubérculos luego de la primera helada y reservarlos en un sitio seco, alejado de la luz, hasta la llegada de la primavera.
La dalia, flor nacional de mexico
La dalia fue nombrada flor nacional de México, donde los aztecas la llaman Acocoxóchitl, que significa “flor de tubo acuático”. De origen Mesoamericano, el género Dahlia forma parte de la familia botánica Asteraceae (Compositae) Tribu Heliantheae. Tanto ha sido su arraigo en la cultura mexicana, que el 12 de octubre de 1995 se conformó la Asociación Mexicana de la Dalia o Acocoxochitl A.C, y en 2007, el Comité Directivo de la Sociedad Mexicana de la Dahlia estableció el 4 de agosto como Día Nacional de la Dalia.
Estudios científicos recientes dan cuenta de que los tubérculos de la planta poseen un tipo de azúcar que es recomendable para las personas que sufren de diabetes. Antes de la llegada de la insulina al mercado medicinal, los ancestros mexicanos utilizaban esta sustancia para atender a sus enfermos. Asimismo, la empleaban para sanar la epilepsia.
El cultivo de la dalia se ha convertido en un negocio a nivel internacional. Prueba de ello es que en Holanda, el comercio de esta flor aporta uros 50 millones de dólares anuales, solo superado por las plantaciones de tulipanes, especie muy adorada y apreciada en la nación europea.
Presa fácil para las plagas
La savia de la dalia es muy apetecida por los pulgones, por lo que se debe vigilar muy de cerca la aportación de nutrientes y la periodicidad del riego. Cuando los pulgones atacan, la planta se debilita, se torna amarilla y hasta puede morir. Un tratamiento fitosanitario es la mejor alternativa para evadirlo.
El virus del mosaico también asecha a la dalia, y es una enfermedad trasmitida precisamente por el pulgón. Cuando surge esta afección, la planta toma una forma asimétrica y la pigmentación se altera considerablemente.
El buen uso de semillas y sustrato es esencial para alejar un hongo denominado fusarium, que no solo impide que la planta se desarrolle, sino que provoca su muerte.
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