Una de las plantas ornamentales más bonitas, sobre todo por sus flores y su aroma, es la conocida como ciclamen, aunque en algunos países es más popular como Violeta de los Alpes. Lleva como nombre científico, Cyclamen persicum y pertenece a la familia de las Primuláceas. Esta familia de plantas – integrada por unas 800 especies – prefieren los climas templados o fríos del hemisferio norte, y el ciclamen no es la excepción. Sus flores, con sus atractivos colores, suelen embellecer todo tipo de ambientes y jardines. Requiere de algunos cuidados especiales para un mejor aprovechamiento.
Descripción del ciclamen, sus características
El ciclamen es una planta herbácea y perenne, donde su principal actividad se produce en las estaciones más frescas, otoño, invierno y primavera. Uno de los motivos por los cuales la Violeta de los Alpes es tan requerida, es debido que su floración se produce durante el invierno y en la temporada estival entra en un proceso de reposo o hibernación.
Es una planta pequeña, cuya altura no suele superar los 30 o 40 centímetros. Su raíz es un bulbo del cual brotan tallos muy delicados. Sus hojas con de forma acorazonada, de color verde intenso y, en algunos casos, presentan detalles jaspeados en plateado. Poseen un largo pecíolo.
Las flores del ciclamen son su mayor atractivo. Cada una de ellas presentan 5 grandes pétalos de hermosos colores como el blanco, rosa, púrpura, Violeta y lila. Las flores despiden un aroma muy agradable y la floración de la planta es abundante.
El ciclamen posee frutos y semillas.
Origen del ciclamen
A pesar de lo que muchos creen, el ciclamen no es una planta originaria de la zona de la antigua Persia – actual Irán – sino que su origen podemos ubicarlo en el oeste de Asia Menor. Turquía y Jordania son países donde el ciclamen, crece de manera salvaje.
La importante presencia que esta planta tiene en las islas griegas del Mediterráneo, es probable que se deba a su introducción por parte de monjes provenientes de Turquía, que las utilizaban para ornamentar sus cementerios y templos.
A finales del siglo XIX, el ciclamen fue introducido a Europa y luego de una serie cruzamientos, se logró que la Violeta de los Alpes se adapte mejor a los climas europeos.
Cultivo del ciclamen
Cultivar Violetas de los Alpes no es una labor complicada, pero requiere de ciertos cuidados para que la planta crezca saludable. Como ya le hemos mencionado, el ciclamen es una planta de registro negativo, es decir que su mayor actividad se produce en las estaciones frías.
Para comenzar, es necesario adquirir los primeros plantines en viveros. Debemos procurar que se trate de plantas jóvenes, que aún no hayan florecido y que dispongas de varias puntas para su florecimiento.
Prefiere los lugares estrechos, por ello es conveniente que las macetas a utilizar sean pequeñas o medianas. Una vez que hemos verificado que las macetas tengas perfectamente abiertos sus agujeros de drenaje, colocaremos nuestros plantines en las macetas y luego debemos rellenar los espacios libres con tierra negra, bien abonada.
Cuidados del ciclamen
Si deseamos que el ciclamen ornamente el interior de nuestros hogares, debemos tener en cuenta que ésta es una planta de climas frescos, por ello debemos mantenerlas alejadas de fuentes de calor como calefactores o estufas. Es conveniente colocarlas en habitaciones bien ventiladas, con abundante luz natural pero que no reciba de manera directa los rayos solares. Si las plantas estarán en jardines, elegiremos para ellas, lugares sombreados, pero bien iluminados.
Por tratarse de una planta que crece a partir de bulbos, el riego del ciclamen es muy específico y el bulbo, bajo ninguna circunstancia debe entrar en contacto con el agua. Para ello se utilizará la forma de riego conocida como riego por capilaridad. Consiste en sumergir la base de las masetas en agua y luego colocarlas a escurrir sobre un plato con arena húmeda. Esta tarea debe realizarse solamente cuando el sustrato – la tierra de la maceta – se encuentra casi seca.
Siempre es conveniente retirar, utilizando un instrumento con buen filo, aquellas hojas que por diversos motivos se han puesto amarillas, los pétalos secos y todas aquellas partes de la planta que consideremos que no se encuentran en buen estado de salud.
Algunos especialistas recomiendan cambiar la tierra de las macetas, una vez terminada la floración, esto permitirá que el nuevo período de la planta se realice con nutrientes más nuevos. Un consejo práctico para mejorar las flores de nuestra planta de ciclamen, consiste en picar hielo, una vez por semana y colocarlo en la base de la planta, así la Violeta de los Alpes tendrá una temperatura más próxima sus necesidades.
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