Cistaceae 1
Jara
La jara, conocida también como cistus, es una flor muy llamativa e ideal para ser cultivada en zonas de clima mediterráneo. Además de su belleza ornamental, aporta numerosos beneficios para la salud, tanto que ha sido catalogada como el “antibiótico de la naturaleza”. Su capacidad de crecer en terrenos difíciles y su resistencia a diversas condiciones climáticas la convierten en una planta valiosa tanto para jardinería como para usos medicinales.
Comúnmente, las flores de jara (Cistus ladanifer) son de color blanco, generalmente con una mancha roja en sus pétalos. También se encuentran en tonos rosa, lila, púrpura, amarillo y rojo, con un tamaño que varía entre 5 y 10 centímetros. Sus hojas brotan enfrentadas, con una forma lanceolada, un tono verde intenso y un olor que se asemeja al del bálsamo.

Características de la jara
Las ramas superiores de la jara son viscosas, y el arbusto en sí puede alcanzar hasta 3 metros de altura. Desprende una sustancia llamada ládano, que antiguamente se usaba como medicina y hoy día es muy demandada por la industria cosmética para la producción de fijadores.
La jara se desarrolla espontáneamente en tierras con poca cal y en laderas. Esta especie florece regularmente entre los meses de abril y junio. El fruto, de color amarillo, se asemeja a una cápsula y se divide en 10 compartimientos.

Las flores son hermafroditas y se componen de cinco pétalos grandes con textura rugosa. Al poco tiempo de abrirse, se desprenden y caen, pero crecen con tal abundancia que la planta casi siempre está florecida.
El árbol es leñoso y arbustivo, formando masas compactas que cubren casi en su totalidad el territorio donde habitan. Sus grandes cantidades de estambres producen polen, lo que hace a la planta muy atractiva para las abejas de miel y otros insectos.
El cistus requiere mucho sol, pero también puede resistir el invierno, siempre que no haya nieve. Es un arbusto que rara vez enferma, aunque debe tenerse cuidado si surge una planta rastrera amarilla alrededor, ya que puede parasitar sus raíces.
Varios tipos de jara
Existen varios tipos de jara. El Cistus albidus es un árbol que mide entre 50 y 100 centímetros de alto. No tiene muchas ramas. Sus hojas son de color blanco, en contraste con sus flores rosadas. Es muy popular en jardines.
El Cistus clusii es un arbusto de 1 metro de altura con hojas similares a las del romero. Sus flores son muy pequeñas, con cinco pétalos blancos, y su fruto tiene forma de cápsula.

Otra de sus variantes, el Cistus ladanifer, puede alcanzar hasta 2,5 metros de altura. Sus hojas son estrechas y alargadas, impregnadas de una sustancia pegajosa que le da un aspecto brillante.
Más pequeña es la Cistus laurifolius, cuyas hojas son más anchas y onduladas. Sus flores, con pétalos blancos y una mancha amarilla, son más pequeñas y tienen menos olor.
Sobre la siembra y cultivo de la jara
El cultivo de la jara es más o menos similar para todas sus variedades. En general, requieren un suelo bien drenado y no prosperan en áreas pantanosas. Si están muy expuestas al viento, es recomendable colocar estacas para apoyarlas. Se podan solo en invierno y el despunte se realiza tras la floración para que se desarrollen más frondosas. Si la corteza está madura, es mejor no cortarla. Si la planta es vieja o está desgarbada, conviene desecharla. Los nuevos brotes pueden ser atacados por pulgones y moho gris, por lo que requieren cuidados especiales.
Los trasplantes no siempre son exitosos, pero si se desea intentarlo, se debe hacer en primavera y con todo el cepellón. La multiplicación puede realizarse con semillas recogidas a finales del invierno y plantadas en primavera, o con esquejes semileñosos recogidos en verano.
Numerosos beneficios de la planta
La jara es comúnmente recolectada para fines medicinales, utilizando sus hojas y la oleorresina de las sumidades. La esencia de ládano contiene ladaniol, un elemento conocido por sus propiedades terapéuticas, útil en el tratamiento de problemas gástricos, úlceras y mala digestión. También actúa como sedante y regulador del sistema nervioso.
Desde hace siglos, la jara se emplea para preparar infusiones que actúan contra las infecciones gripales y los resfriados, gracias a una sustancia que inhibe la neuraminidasa, limitando la capacidad de propagación del virus.
La jara fortalece el sistema inmune y eleva las defensas del organismo. Es antiinflamatoria y antioxidante, y ayuda a combatir el virus H5N1, conocido por causar la gripe aviar. Es antibacteriana y antiviral.
Además, se considera que la jara es anticancerígena, ya que los tés preparados con ella evitan el crecimiento progresivo de las células del cáncer de pecho. Para consumirlos, se hierven las hojas en una taza de agua.
Actualmente, algunos laboratorios producen la jara en forma de jarabe y comprimidos, comercializándola como medicamento para la tos. También se utiliza en la producción de fragancias, debido a su olor rico y complejo, similar al aroma del ámbar gris.
La madera de la jara, por ser bastante dura, es útil para fabricar piezas o herramientas para el rozamiento, y también funciona perfectamente como leña.
Precauciones con su uso
Si bien la jara no tiene efectos secundarios conocidos, es importante tomar ciertas precauciones. No debe consumirse en caso de enfermedades autoinmunes, ya que su capacidad para potenciar el sistema defensivo podría intensificar la acción destructora del organismo contra sí mismo.
Tampoco debe ingerirse en cantidades excesivas, ya que puede resultar tóxica para el hígado. En el caso de mujeres embarazadas, lactantes o niños pequeños, es fundamental consultar a un médico antes de su uso, ya que pueden ser más susceptibles a intoxicaciones y sus consecuencias.