Betula pendula es un árbol caducifolio originario de Europa, Canadá, Asia, Turquía y el Cáucaso. Crece en suelos fértiles, húmedos o bien hidratados. Necesita de mucha luz natural para alcanzar su máxima altura, que va de los 20 a los 30 metros. Se considera una especie longeva, ya que puede vivir hasta 120 años.
El Betula pendula pertenece a la familia de las betuláceas, de la que se conocen al menos 600 variedades. En algunos lugares es llamado abedul llorón, abedul verrugoso o abedul péndulo, por sus ramas colgantes.
Hábitat de la Betula pendula
Al Betula pendula se le puede encontrar en la Península Ibérica, desde los Pirineos hasta Galicia, llegando a cubrir grandes extensiones del centro y norte de Europa. También se le ve por el norte de África y el sudeste de Asia.
Se da muy bien en lugares montañosos despejados, con climas templados y corrientes de agua. No tolera las altas temperaturas.
características de la Betula pendula
El Betula pendula se reconoce por su tronco erguido y delgado, que puede llegar a medir dos metros de diámetro. Su corteza es casi lisa y de color blanco grisáceo, pero al envejecer se oscurece y se llena de grietas. En su juventud esa cubierta es fina, y muy similar a la del árbol de cerezo.
El fruto de la Betula pendula es una sámara bialada, parecida a una nuez, con una semilla en el centro, y dos orejas a los lados. Estas frutillas nacen antes que las hojas, y suelen desarrollarse en racimos bien compactos que, con el tiempo, se van desintegrando. Por eso germina y se disemina muy fácilmente. Tienden a brotar cuando está a punto de finalizar el invierno.
Sus hojas son pequeñas, de unos seis centímetros de largo, con una silueta triangular, una base de rabillo semilargo, y bordes desiguales tipo serrucho. Su sabor es un tanto amargo y son de color verde, pero al llegar el otoño se tornan amarillas.
Si algo distingue al Betula pendula es su crecimiento rápido. No obstante, se recomienda sembrarlo en grupos porque brinda muy poca sombra, debido a sus delgadas ramas que caen en forma de óvalos.
Propiedades de la betula pendula
Tanto las hojas, como la corteza y las yemas de la Betula pendula son aprovechados por sus múltiples propiedades medicinales. Con las hojas se preparan infusiones diuréticas que se emplean para aliviar muchas dolencias, debido a su alto contenido de flavonoides y antioxidantes. Se dice que ayudan a sanar infecciones urinarias, cistitis, depuran la sangre, aumentan la secreción de la bilis y son anticoagulantes. Además, previenen la formación de cálculos renales.
La envoltura del tronco, por su parte, posee altos niveles de taninos. Al extraer su aceite, se procesa para aprovechar sus efectos cicatrizantes y astringentes.
La Betula pendula también controla la obesidad, favorece la eliminación de lípidos, reduce el colesterol y es antirreumática. Con frecuencia es aplicada para sanar heridas, diarrea, fiebre, anginas, desórdenes hepáticos, úlceras e insuficiencia renal.
No es recomendable consumir la infusión de hojas de Betula pendula en casos de embarazo, lactancia, úlcera péptica y gastritis, edemas causados por insuficiencia renal o cardiopatía, hipersensibilidad a los salicilatos o a sus propiedades. De igual modo, se debe evitar su combinación con fármacos anticoagulantes.
Usos de la betula pendula
En Europa, de donde proviene la Betula pendula, procesan la corteza, y la sustancia viscosa que extraen, es utilizada para preparar pomadas que sirven para curar afecciones en la piel, limpiar la costra láctea de los bebés, borrar cicatrices y eliminar las manchas.
De allí mismo obtienen un aceite (alquitrán) que es empleado para curtir el cuero y así prevenir que sea penetrado por los insectos.
Esta planta también es empleada para preparar cerveza y vino. A la savia que brota de su tronco, la cual contiene glucosa y ácido tartárico, se le agrega levadura de cerveza o de vino para que fermente, y se convierta en una de estas bebidas de cuerpo ligero y sabor agradable. En algunos sitios consumen esta savia sin fermentar.
En el ámbito urbano, la Betula pendula es el abedul más sembrado en Europa, por sus colores otoñales. Suelen plantarlos alineados para marcar caminos o formar cortina rompevientos en jardines amplios.
Este árbol ornamental no acepta poda, por lo que no se puede colocar en espacios angostos o de paso estrecho.
Curiosidades de esta planta
Por la caída ligera de sus ramas y la frescura que transmite, la Betula pendula ha ganado cierta importancia en algunas religiones, tanto ancestrales como modernas, pues lo usan para espantar a los espíritus.
Según la mitología cristiana, el área donde se siembra y crece la Betula pendula, es considerada la entrada al paraíso. En las creencias romanas, se estimaba como símbolo de poder.
Por el tipo de rama larga y flexible que tiene la Betula pendula, fue utilizada para la autoflagelación. Hasta llegó a ser la preferida de los profesores para imponer autoridad en los salones de clase.
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