El avellano es un árbol de los conocidos como caducifolios. Sus frutos, al que todos conocemos como avellana, durante siglos ha sido muy apreciado para el consumo humano y es parte de los que se denominan frutos secos, junto a la nuez, las almendras, las castañas y los pistachos. El cultivo del avellano se extiende por casi toda la parte continental de Europa y Asia septentrional. Su nombre científico es Corylus avellana y pertenece a la familia de las Betuláceas. Desde hace miles de años, el avellano es parte de la tradición de muchos pueblos originarios de Europa, considerándolo un árbol mágico.
¿Cómo es el avellano? Sus características
Para ser extremadamente precisos, esta planta caducifolia, no es un árbol sino un arbusto que puede llegar a medir entre 2 y 5 metros de altura. La copa del avellano es marcadamente extendida y de forma irregular. A partir del cuello del arbusto se abren numerosas varas muy ramificadas. Estas ramas son erectas en su juventud para luego volverse tortuosas a medida que se hacen añejas.
El avellano posee hojas grandes, alternas y ovaladas o redondeadas. Son pecioladas y rugosas. En el haz se puede observar una textura pelosa, bordes doblemente aserrados y de color verde amarillento. Cuentan con un pecíolo muy corto y sus estípulas son oblongas.
El avellano es un arbusto de flores monoicas. Las flores masculinas se disponen en amentos de forma cilíndrica de unos 6 centímetros de largo. Las encontramos en los extremos del ramo de manera colgante. Su color es amarillento. Las flores masculinas del avellano poseen una escama trilobulada y en su interior encontramos 8 estambres sin pistilo.
Por su parte, las flores femeninas, se encuentran en las terminaciones de las ramillas laterales, donde forman glomérulos, en los cuales podemos observar que sobresale sus estigmas rojizos, a razón de 2 por cada pistilo.
El fruto del avellano
Este arbusto es muy codiciado por su fruto, conocido como avellana. Este fruto es un aquenio de forma esferoidal con un diámetro que puede variar entre los 10 y 15 milímetros. Posee una cáscara fibrosa que cuando el fruto madura, se seca adquiriendo un particular color canela. Dentro del fruto, carnoso, se aloja una sola semilla.
La parte comestible de la avellana, es el núcleo de la semilla. Éste puede consumirse crudo como cocinado, en este caso puede ser entero o en pasta. Del fruto del avellano, se extrae un aceite comestible que se utiliza normalmente en repostería.
El consumo de avellanas es muy recomendable como energizante debido a la gran concentración de aceite que contiene y, en este caso es más liviano que el proveniente de la nuez.
De la avellana se puede obtener una harina que se utiliza en la elaboración de chocolate, otorgándole un sabor muy particular. En algunos países se consume una bebida conocida como horchata de avellana que se elabora a partir de la maceración del fruto del avellano, en agua y azúcar.
Es común la presencia de avellanas en la elaboración de turrones, panes de navidad y otros productos de repostería.
El cultivo del avellano
El avellano no es un arbusto que se caracterice por ser muy exigente en cuanto al suelo. Sin embargo, para un mejor desarrollo de estas plantas, es recomendable que los terrenos donde se cultiven sean profundos, blandos y frescos. Los más aptos son aquellos presentan una composición silíceo-calcáreo-arcillosa con un pH que se maneje entre los valores 5,5 y 7,8.
La falta de agua constituye todo un problema para el avellano ya que es sumamente sensible a las sequías. El arbusto puede resultar seriamente dañado ante la falta de humedad del suelo y del ambiente. De hecho, las regiones con abundante presencia de niebla y humedad atmosférica, son excelente y, además, contribuyen a desarrollarla.
Recordemos que el avellano, al ser una planta monoica, posee flores masculinas y femeninas, pero existe una falta de sincronía en la maduración de unas y otras, por lo que se debe recurrir a cultivar estos arbustos para que cumplan el papel de agente polinizador.
Otro método para obtener avellanos comerciales, es injertar éstos en los pies del avellano turco, ya que éste carece de chupones. A partir de allí se obtiene plántulas que se comercializan en el mercado.
El cultivo de avellanos tiene como principal objetivo la recolección y posterior comercialización de sus frutos. Los principales países productores de avellanas son Turquía, Italia, España y Estados Unidos. Turquía, como principal productor y exportador del fruto del avellano, monopoliza el 75% de la producción mundial. Las tierras alrededor del Mar Negro son las más adecuadas para el crecimiento de estas plantas que impactan fuertemente en la economía de algunas regiones.