El árnica es uno de los productos a base de plantas que se consiguen fácilmente en el mercado en forma de pomada, crema, gel o aceite, y que se emplea para curar moretones, esguinces, dolores musculares, hinchazones y, en general, cualquier dolencia que esté relacionada con los huesos, los tendones o los músculos.
Sin embargo poco conocemos sobre el árnica. Se trata de una planta herbácea que se originó en Europa y que también es llamada estornudadera (por su capacidad de producir estornudos) y tabaco de montaña. Este último nombre se debe al hecho de que los montañeses fumaban las hojas secas para combatir afecciones respiratorias, especialmente la bronquitis y la tos, aunque esta práctica muchas veces irritaba sus mucosas.
Existen unas 30 especies, las más populares son la montana y chamissonis. Ella crece a miles de metros de altura, aunque también puede cultivarse en el jardín. Lo que hay que tener en cuenta, es que debido a su toxicidad, no es recomendable su uso directo en la piel. En el hogar se siembra como planta ornamental.
Es de común desarrollo en los Alpes y en el Pirineo. Crece de 30 a 50 centímetros de altura. Sus hojas son ovaladas y de color verde, sus raíces son rojizas y delgadas, y sus flores amarillas.
La planta florece entre junio y agosto. Las flores, incluyendo los pedúnculos, son los que se cosechan con fines medicinales.
Una mata de árnica puede durar entre dos y cuatro años. Posee aceites esenciales, arnicina (la de más uso terapéutico), heterósidos, flavónicos, caroteno y magnesia, que son muy beneficiosos para la salud.
Árnica, Antiinflamatorio natural
Es muy recomendada para tratar contusiones. Como estimula la circulación de la sangre, aplicar compresas con su extracto evita que aparezcan hematomas en la zona golpeada. Igualmente, preparar una infusión con sus flores reduce las inflamaciones en el área de los ojos, y ayuda a que desaparezcan moretones.
La mejor forma de aprovechar las propiedades antiinflamatorias del árnica, es empleándola en forma de ungüento sobre la zona a tratar.
Propiedades analgésicas del Árnica
La planta de árnica disminuye el dolor ocasionado por un golpe. La propiedad deriva de su contenido en ácidos gálico, cafeico y clorogénico que sumados a la luteolina y los alcoholes, sirven como analgésico y descongestionante. Comúnmente se usa como tratamiento complementario de aplicación en frío, para aliviar contusiones como las que ocurren durante actividades deportivas. Los aficionados del fitness deberían considerar tener árnica en su botiquín de primeros auxilios.
Para los dolores musculares se deben realizar fricciones con el ungüento o también con infusiones de hoja de árnica.
Estudios señalan que puede ser útil para reducir el dolor y la hinchazón que se producen tras una cirugía.
También puede aplicarse en ampollas no abiertas, pues la crema de árnica tiene propiedades antibacterianas. Además, su función antibiótica se aprovecha para tratar problemas de boca, como las aftas y piorrea de los dientes, mediante enjuagues y gárgaras, tomando la precaución de no tragar ni ingerir el producto.
Aliado contra el dolor
Si se aplica el árnica en forma de crema, pomada, gel o aceite, se pueden tratar desgarros o distensiones, esguinces y luxaciones, artritis reumatoide, estrías del embarazo, úlceras no abiertas, eccemas de le piel y acné.
Igualmente, sirve para el cuidado del cabello mediante la elaboración de champús naturales y lavados genitales en caso de picor o ardor vaginal.
Enfermedades respiratorias como bronquitis, acumulaciones de secreciones en los pulmones y exceso de tos se pueden enfrentar con una medicación a base de árnica.
Advertencias sobre el árnica
Siempre, antes de usar cualquier producto natural con fines medicinales, se debe consultar al médico. Se recomienda no ingerirla, pues se ha comprobado que su consumo interno en grandes cantidades produce envenenamiento y síntomas tóxicos tales como vómito, diarrea, hemorragia, urticaria, salpullido e incluso muerte.
Cuando se aplique el aceite esencial de árnica, debe hacerse de forma diluida, ya que podría dañar considerablemente la piel. Tampoco debe colocarse el árnica en golpes en los que haya una herida abierta porque sería contraproducente.
Si al emplear el árnica se nota una erupción o enrojecimiento, se debe descontinuar su uso, ya que podría tratarse de una reacción alérgica.
El uso externo prolongado del extracto concentrado de árnica puede producir ampollas, úlceras en la piel y necrosis superficial.
Aunque nunca debe ingerirse, existen excepciones como cuando se usa para tratamientos homeopáticos prescritos por un facultativo especializado. Las indicaciones se hacen para combatir la epilepsia, para disminuir los mareos en viajes marinos y para aumentar el caudal de sangre por las arterias coronarias después una angina de pecho.
También se sabe que hay homeópatas que están utilizando el árnica experimentalmente para el tratamiento de las células cancerosas del pulmón y del colon. Hasta ahora no ha habido suficientes estudios que avalen sus hallazgos.
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