El anacardo es un árbol tropical de grueso tronco, originario de la región amazónica, el nordeste de Brasil y el sur de Venezuela. Su nombre oficial es Anacardium occidentale, y tiene denominaciones populares dependiendo del país, entre ellas cajú, merey, nuez de la india, castaña de cajú, caguil y marañón. Pertenece a la familia Anacardiáceas.
Características del anacardo
La altura promedio del anacardo es de 5 a 7 metros, aunque se ha sabido de especies que llegan a alcanzar los 20 metros. Puede vivir tres décadas, y comienza a dar frutos a los tres años de haber sido plantado.
El tronco del anacardo mide entre 5 y 10 metros. Es irregular y la ramificación bastante baja, de 10 a 30 centímetros. De él emana una resina que puede utilizarse como goma.
La corteza tiene propiedades medicinales. Se ha comprobado que sirve para curar diarreas, infecciones en la garganta, disenterías, hemorragias, curtir pieles y cicatrizar heridas. Con su madera, se fabrican mangos para herramientas.
Las hojas son simples, obovadas y alternas, y miden entre 6 y 24 centímetros de largo, y entre 3 y 10 centímetros de ancho. Tienen el ápice redondeado. Cuentan con inflorescencias en las panículas terminales de numerosas flores amarillas o verdes.
Las dimensiones de la flor van de los 10 a los 20 cm de largo. Son femeninas o masculinas, y su cáliz tiene 5 sépalos. Son generalmente verdes, con una franja roja.
Fruto del anacardo
El fruto del anacardo consta de dos partes: la nuez y el seudofruto. El segundo es conocido como manzana de cajú, y es el resultado de la formación del pedúnculo en una zona carnosa, muy característica de esta planta. Generalmente madura después de la nuez.
El pseudofruto suele emplearse para la elaboración de mermeladas, jaleas, conservas dulces, merey pesado o seco, gelatinas, vinagre, vino y varios jugos. Además, puede consumirse como una fruta seca.
Pese a que esta parte tiene mucho potencial y es duradera, apenas se procesa un 6% de la producción total, debido a que solamente hay garantía de que pueda venderse para las semillas, ya que allí tienen una mayor demanda.
Al pseudofruto se le conoce como marañón. Su corteza es de color rojizo o magenta al madurar, mientras que su pulpa combina el naranja con el amarillo. Se distingue por ser jugoso, aunque su sabor es sumamente agrio y astringente.
El verdadero fruto del anacardo es la nuez, que se encuentra en la región externa del pseudofruto. Tiene forma de riñón seco y duro, de color gris, con un tamaño de 3 a 5 centímetros. Allí se aloja la semilla.
En el mesocarpio de la nuez se localiza un aceite cáustico, con sabor picante y de color café oscuro. A este óleo se le denomina cardol, y está formado por ácido oleico y linoleico, empleado frecuentemente en la industria química, para fabricar materiales plásticos, barnices, pinturas, insecticidas y aislantes.
Beneficios y propiedades del anacardo
Los seudofrutos del anacardo son conocidos como “la fruta de la memoria”, ya que ayudan a fortalecer la actividad cerebral.
El anacardo contiene cantidades grandes de vitamina C, útil para la reparación y el crecimiento de los tejidos en todo el cuerpo.
La cocción de las hojas y de la corteza del anacardo es utilizada para el tratamiento de inflamaciones, cólicos estomacales, neuralgias, insomnio, diarrea, diabetes, hemorroides y paludismo. En Brasil, se usa para la curación de los tumores que aparecen en la boca.
La resina del anacardo puede aprovecharse para sanar lesiones cutáneas, así como para el tratamiento del cáncer.
El jugo que se extrae del anacardo es muy beneficioso para atacar la influenza.
En algunas comunidades indígenas del territorio colombiano se usan la corteza y las hojas para combatir la diabetes y para remediar la tos ferina.
En la Guayana Francesa, se utiliza el aceite del pericarpio (el cardol) para cauterizar las heridas presentes en las plantas y dedos de los pies. Igualmente, se dice que es beneficioso contra la malaria, la sífilis y los dolores dentales.
La semilla del anacardo es muy demandada a nivel mundial, debido a sus propiedades nutricionales. Tostadas también sirven como afrodisíaco y pueden aprovecharse en repostería.
Cultivo del anacardo
El anacardo crece en climas tropicales húmedos, con temperaturas entre los 20 y 30 ºC, con una altitud menor a los 1000 metros sobre el nivel de mar, y con una precipitación anual de entre 600 y 2000 mm.
Abunda en Brasil, uno de sus lugares de origen, aunque también es común en muchas regiones de la India, México, Panamá, Venezuela y Perú. Se le ve además en ciudades como Florida y Hawái, y en zonas de África, como Gambia, Angola y Madagascar.
La reproducción del anacardo se da por las semillas, aunque también puede ser por acodo aéreo. El crecimiento es sumamente rápido, pero requiere zonas libres de frío para que pueda desarrollarse sanamente y dar sus frutos.
Si el suelo aporta un buen drenaje, es profundo, arenoso y textura, muy probablemente dará buenas plantaciones.
Los frutos más conocidos son el manzana roja y el manzana amarillo, siendo estos últimos los menos astringentes. El amarillo tiende a ser más grandes y cuadrados. Los otros son achatados. Existen diferentes variedades de anacardos, pero las más cultivas son Vengurla, Bhubaneshwar, Kanaka y Dhana Selection.
Los árboles de anacardo dan frutos casi hasta la fecha de su «muerte». El fruto estará listo cuando se deprenda sola, por lo que se recomienda limpiar perfectamente el suelo antes de iniciar la cosecha.
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