Su follaje es espeso y abundante, similar al de los helechos, y sus flores crecen como lindos ramilletes de delicados estambres rosados o amarillos, que lo han hecho llamar el “árbol de la seda”. Su nombre científico es Albizia Julibrissin, pero se le conoce popularmente como acacia de Constantinopla y parasol de la China. Es originario de Taiwán, Asia y China, pero también se halla en Europa, África y Estados Unidos, específicamente en las regiones tropicales.
Su familia son las Mimosoideaes y su género (Albizia), rinde homenaje al naturalista florentino Filippo Degli Albizzi, quien aparentemente la introdujo en Europa en 1740.
La Albizia reúne aproximadamente 100 especies. Su tamaño oscila entre 6 y 7 metros. Su valor ornamental es incalculable, y se debe a la forma de sus hojas y la bonita tonalidad de sus flores que brotan esplendorosas en primavera o verano, dependiendo del clima. En invierno deshoja, pero en primavera retoña con más brillo y color.
Las variedades más comunes son la Albizia julibrissin var rosea, Albizia julibrissin var Ombrella y Albizia julibrissin var Pompadour. Se diferencian básicamente por la intensidad de su flor.
Características y reproducción de la Albizia
El tronco de la Albizia es delgado, con una fina corteza gris. Sus frutos son una especie de legumbre que se desarrollan colgantes y aplanados, y maduran en otoño. Esa legumbre alberga unas semillas que se utilizan para la propagación del árbol. Hay quienes optan por someterlas a un choque térmico para reforzar la germinación. Lo hacen sumergiéndolas en un recipiente con agua hirviendo durante un segundo y luego en otro con agua a temperatura ambiente durante 24 horas. Seguidamente, se colocan una o dos semillas en macetas o cavidades, y se mantienen en el sol hasta que peguen. Cuando comiencen a tomar altura, se deben trasplantar (si es necesario), y sujetar su tallo con una vara para evitar la inclinación.
En caso de seleccionar una vasija, es vital que sea una de grandes proporciones para no tener que efectuar más de dos plantaciones. Aunque no es exigente con la tierra, se puede optar por una mezcla de arena gruesa y sustrato fértil, levemente ácido. La capa superficial de esa tierra se debe retirar y sustituir por una más fresca cada 12 meses.
Lo idóneo es sembrar en otoño o al finalizar el invierno. Unos las cultivan en solitario y otros agrupadas para crear una agradable estancia de solaz. Con las mismas semillas, se puede recurrir a los esquejes o a los acodos para multiplicarla.
¿Cómo sembrar una Albizia?
La Albizia es una planta para espacios abiertos. Luce muy bien en jardines, terrazas, bosques, parques y cualquier lugar despejado que le permita alardear de su belleza. Es resistente al frío, pero suele adaptarse mucho mejor a las zonas de clima templado. Cuando hay heladas, se debe cubrir con plástico para conservar sus hojas.
Ya sea que se escoja el sol o la sombra para cultivarla, el mayor requerimiento de la Albizia es el drenaje. No tolera los excesos de humedad. Dependiendo de la estación del año, requerirá un riego de dos a cuatro veces por mes. Al alcanzar la adultez, desarrollará un sistema radicular que garantizará el aprovechamiento del agua.
La Albizia se da en casi todos los tipos de suelos, incluso en los que están cerca del mar y los escasos de nutrientes.
Cuidados de la Albizia
Una buena dosis de estiércol sin nitrógeno una vez al año, le ayudará a crecer más sana. Se pueden reforzar los cuidados con una fertilización a base de productos minerales en la fase de floración.
La poda no es estrictamente necesaria en el caso de la Albizia. Sin embargo, es aconsejable cortar un poco sus ramas para darle forma y extraer las ramas dañadas. Lo prudente es hacerlo antes de la floración, cuidando siempre de utilizar implementos esterilizados para prevenir la proliferación de parásitos.
La Albizia suele ser atacada por enfermedades originadas por el exceso de riego y es susceptible a la embestida de un insecto conocido como Psilla que inverna en ella. Absorbe su savia generando la defoliación y contaminando el follaje. Si este animal aparece, se debe desinfectar la planta con químicos que contengan ácidos grasos, y posteriormente con insecticidas.
Provechosa para la salud
Diversas poblaciones maya empleaban la hoja y la corteza de la Albizia para el tratamiento de traumas y quemaduras, tanto de animales como de seres humanos. También para disminuir los síntomas de la gripe y la tos, reducir el enrojecimiento de la piel, detener el sangramiento, calmar las dolencias musculares, disminuir las infecciones e inflamaciones, y a sosegar las afecciones respiratorias. Se dice incluso, que es efectiva para la recuperación de los tejidos.
Las preparaciones con Albizia son muchas, pero generalmente se deja secar la corteza del árbol para luego elaborar cápsulas o polvos que en China eran denominados como la “Corteza de la felicidad”, pues aparentemente incidían en el mejoramiento del estado de ánimo, y la limpieza espiritual del corazón.
Con la hoja seca, se elaboran infusiones y cataplasmas.
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