La aglaonema es una planta ornamental, generalmente utilizada en interiores debido a que se adapta perfectamente a los ambientes con poca luminosidad. Por eso es posible verla en oficinas, centros comerciales y hogares. Es originaria de las zonas de climas tropicales de Asia y Nueva Guinea. Su follaje siempre verde y los listones plateados que decoran sus hojas, la convierten en una planta floral muy bella, a la hora de contar con arreglos en diferentes ambientes. El nombre de aglaonema identifica a un género que incluye 20 especies, la más conocida es la aglaonema commutatum y pertenece a la familia de las Aráceas.
Descripción de la aglaonema, sus características
La aglaonema es una planta herbácea perenne. Sus hojas, siempre-verde, se presentan en tallos erectos, algunas veces ramificados y en otras oportunidades, amacollados. Estos tallos pueden medir entre 50 centímetros y 1,5 metros, con un diámetro de hasta 6 centímetros. Con el transcurso de tiempo, los tallos de la aglaonema pueden volverse colgantes. Las hojas son grandes, con pecíolos que pueden medir 25 centímetros, presentan una forma denominada elíptico – lanceoladas. Su longitud es de 30 centímetros y el ancho alcanza los 12 centímetros. Su color es verde oscuro con algunos matices en gris plateado, que se distribuyen a lo largo de las venas laterales.
La planta presenta inflorescencias axilares, allí encontramos un espádice de 6 centímetros de color crema conteniendo las flores masculinas, que ocupan la parte superior. Las flores femeninas ocupan la parte restante y se encuentran rodeadas por una espata de color verdoso. Su largo es de uno 9 centímetros.
Los frutos de la aglaonema son bayas. Poseen una forma ovoide y alargada de unos 25 centímetros. Estas bayas, al principio son de color verde, luego se tornan amarillas y en la plenitud de su madurez adquieren un color rojo intenso. Contienen una sola semilla en su interior.
El cultivo de la aglaonema
Este género de plantas es cultivado en Asia desde hace siglos, por considerársela una especie que, además de ornamentar el hogar, trae suerte. Los primeros ejemplares fueron introducidos en Occidente, hacia finales del siglo XIX. A partir de diversas combinaciones realizadas por los jardineros, se han obtenido una amplia gama de especies híbridas. Su capacidad para vivir en condiciones de poca luz, la han convertido en plantas muy populares.
La aglaonema es reconocida por su poca resistencia a las bajas temperaturas. Las plantas de este género comienzan a deteriorarse a partir de temperaturas más bajas de los 15°C y las principales manifestaciones de lesiones por daños, son unas manchas negruzcas y de aspecto grasoso que aparecen en el follaje.
Quienes se dedican al cultivo de este tipo de plantas, realizan una minuciosa selección, atendiendo a la forma y el tamaño de sus hojas y al patrón de color que pueden presentar en ellas, sobre todo en sus matices plateados. Algunas hibridaciones han logrado obtener tallos de color crema, que brindan una mayor vistosidad a la planta, también se busca a través de estos procedimientos, lograr ejemplares más resistentes a las bajas temperaturas.
Reproducción y cuidados de la Aglaonema
La reproducción de estas plantas se realiza, mayormente, por esquejes o por división de los brotes basales. Su cultivo requiere de suelos húmedos y para mejorar la vida de los ejemplares pueden utilizarse pequeñas cantidades de fertilizante. Uno de los cuidados a tener en cuenta es que estas plantas se lesionan con facilidad. Para un mejor desarrollo es aconsejable retirar las inflorescencias, ya que ayuda a prolongar la vida de las plantas. Otro cuidado es la protección de la luz solar excesiva y de las bajas temperaturas.
La aglaonema es propensa a ser atacada por ácaros y por nematodos que atacan sus raíces, lo mismo ocurre con hongos y bacterias. Para evitarlos, debemos cuidar de no provocar encharcamientos al momento del riego. Los ácaros y cochinillas que se prenden a las hojas, pueden ser retirados frotando éstas suavemente con un algodón embebido con alcohol.
Un dato adicional es que la savia de la aglaonema contiene cristales de oxalato de calcio, que puede probar irritación de la piel y erupciones de tipo cutáneas sumamente dolorosas, lo mismo ocurre con las membranas mucosas, si es ingerida.
Con respecto al riego, la aglaonema necesita un riego moderado durante la primavera y el verano, manteniendo el sustrato, ligeramente húmedo. En la época invernal es conveniente espaciar el riego, permitiendo que el sustrato se seque completamente entre un riego y el siguiente.
El comienzo de la primavera es la época del año ideal para trasladar las aglaonemas a macetas de mayor tamaño. En este momento aprovecharemos para dividir matas y obtener nuevos ejemplares.
Deja una respuesta