Su valor ornamental es innegable. Con sus hojas caducas y lobuladas, de una hermosa tonalidad roja violácea que se agudiza en el otoño, el Acer atropurpureum es una de las plantas más codiciadas de Japón, China y Corea.
Características Acer atropurpureum
Conocido popularmente como Arce japonés, Arce enano o Arce palmeado púrpura, es un arbusto de pequeño a mediano tamaño, que destaca por su exuberante coloración, su gran potencial para la decoración y su larga vida (de 30 a 100 años).
Pertenece a la familia Sapindaceae, género Acer, que agrupa a unas 150 especies autóctonas de Europa, Asia, Norteamérica y África.
Entre las más comunes destacan el Acer platanoides (Acer real, Acer de Noruega), Acer pseudoplatanus (Falso plátano), Acer barbatum (Acer de Florida), Acer campestre (Acer menor), Acer negundo (Negundo), Acer saccharum (Acer azucarero), Acer rubrum (Acer rojo) y Acer saccharinum (Acer plateado).
Etimología
La palabra Acer proviene del latín acer eris que significa afilado, y que guarda relación a las puntas que distinguen a las hojas de la planta, y a la robustez de su madera que, aparentemente, era empleada en épocas antiguas para la elaboración de lanzas.
desarrollo y floración del Acer atropurpureum
Su porte elegante es lo más atractivo del Acer atropurpureum, una variedad que integra la larga lista de árboles caducifolios, que pierden su follaje en una estación del año.
Durante décadas, se ha utilizado para embellecer calles, parques, arterias viales y demás espacios abiertos, incluso se mezcla con otras especies de los géneros Amelanchier y Malus, para reforzar sus bondades estéticas.
El Acer atropurpureum no sobrepasa los 8-10 metros de altura, por lo que se ha convertido en una variedad de uso recurrente en el arte del bonsái. Quienes practican esta intersante técnica de cultivo, lo trabajan cuidadosamente para conseguir ejemplares de belleza inigualable.
Sus diminutas pero pintorescas flores brotan en primavera, dándole un aspecto más vivaz y esplendoroso.
Cultivo del Acer Atropurpureum
El Acer atropurpureum consigue su máximo desarrollo a sombra parcial en ambientes del mediterráneo, y a pleno sol en lugares más fríos. Es sensible a las heladas, a los vientos y a la resequedad. La temperatura idónea para él, es de 30ºC (máxima) y -18ºC (mínima).
Al momento de plantarlo, se debe prestar atención a la elección del suelo, que debe estar libre de cal. El pH debe ser neutro, su textura arenosa, y su drenaje bastante efectivo.
Lo conveniente es usar tierra con turba o mantillo de hojas y arena, rica en materia orgánica. Se puede sembrar en una maceta, y al cabo de dos años, en primavera, trasplantar al terreno definitivo.
Quien prefiera mantenerlo en vasijas, debe cambiarlo a una con cuatro centímetros más de amplitud, cada 24 meses o cuando el sustrato se haya tornado poroso o reseco. El procedimiento debe efectuarse al finalizar el invierno.
Las semillas del Acer atropurpureum crecen durante el verano. Brotarán sin inconvenientes al sumergirlas en agua caliente. Se aconseja dejarlas reposar allí durante un par de días, para luego ejecutar la siembra, que puede hacerse por esquejes, acodos aéreos o injertos.
Si el arbusto matriz está separado de otras especies, la semilla se reproducirá fiel a su género.
Cuidados del Acer Atropurpureum
El Acer atropurpureum precisa de un riego intensivo durante el verano, especialmente si se encuentra en una maceta. Necesita abundante agua, pero con un ritmo de riego pausado. Solamente la necesaria para mantener las raíces húmedas. En los días más calurosos, debe regarse entre 2 y 3 veces por semana, evitando encharcar el terreno
En su juventud, el Acer atropurpureum debe ser modelado y podado frecuentemente para que sus ramas adquieran su máximo esplendor. De esta manera, conseguirá una linda y refinada apariencia japonesa, que lo hará relucir en cualquier espacio en el que se ubique.
Cuando alcanza el tamaño deseado, la poda debe disminuir a lo esencial, para eliminar ramas antiguas o resecas que puedan restar elegancia a la planta. Se sugiere desprender las que se cruzan, las que estén demasiado largas, y las que se vean debilitadas. El mejor momento para hacerlo es en el otoño o a finales del invierno, utilizando tijeras especiales.
Para garantizar su sano crecimiento, hay que añadir productos fertilizantes con nitrógeno y potasio, cada dos o tres meses, para darle fuerza y resistencia a su tronco.
Entre los agentes que perjudican al Acer atropurpureum se cuentan los pulgones, las cochinillas y las orugas, que se alimentan de sus hojas. Asimismo, puede verse afectada por la falta de hierro, y el exceso de viento o sol.
Para protegerla de las ventiscas, se puede tapar con una cobertura de plástico o con un acolchado a base de tronco de pino.
Está claro que el acer atropurpureum es ideal para los jardines, por su efecto estético, pero además carece de púas o toxinas en frutos y hojas, por lo que resulta inofensivo para niños o mascotas. Tampoco tiene bayas que manchen el césped, por lo que definitivamente es una excelente alternativa de cultivo.
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