La acelga es una planta en la que destacan sus importantes hojas verdes que forman parte de la dieta habituales de los seres humanos. Es una planta originaria de Europa meridional, y proviene de una variedad silvestre que se encuentra presente, sobre todo, en la zona mediterránea. Su nombre científico es Beta vulgaris var. Cicla, para diferenciarla de su variedad silvestre. Pertenece a la familia de la Amarantáceas. Su cultivo se ha extendido a, prácticamente, todo el mundo. Comparte parentesco con la remolacha, pero a diferencia de ésta, en la acelga se aprovechan las hojas y no sus bulbos poco desarrollados.
Características de la acelga
La acelga es una planta herbácea bianual que se caracteriza por sus hojas de gran tamaño y un llamativo color verde oscuro brillante, aunque algunas variedades pueden presentar otros colores. Estas hojas nacen reunidas en la base de la planta, en forma de roseta.
En la acelga se destacan sus pecíolos excesivamente gruesos y ensanchados. En algunos países se conoce a los pecíolos de la acelga como pencas. Las hojas de esta planta pueden ser consumidas crudas o cocidas y en algunas regiones prefieren separar las pencas del resto de las hojas y consumirlas cocidas.
Hemos mencionado que la acelga es una planta bianual, pero se cultiva como planta anual ya que sus hojas destinadas al consumo y comercialización, se recolectan durante el primer año de vida de la planta.
En su ciclo vital, la acelga destina todas sus energías del primer año al desarrollo de las hojas. Pero se la planta se deja madurar, al cabo de un año comienza a desarrollar un tallo central en cuya parte superior aparecen las flores, reunidas en una espiga terminal. Las flores, al ser de color verde, se destacan poco dentro de la planta.
El segundo año de vida, estará dedicado a la producción de flores, frutos y a ensanchar su raíz tuberosa, aunque nunca alcanzará las dimensiones de la remolacha.
beneficios y Propiedades de la acelga
Además de su agradable sabor, la acelga es un alimento que proporciona importantes nutrientes al organismo. Se destaca la presencia de vitamina A y muy pocos alimentos – también de hojas verdes – logran superar la presencia de esta vitamina.
La vitamina A es un importante complemento para preservar la salud visual. Se la denomina la vitamina de la vista. El consumo habitual de acelga ayuda a fortalecer la salud ocular y a prevenir numerosas enfermedades vinculadas con la vista como el glaucoma.
También se le atribuye a la vitamina A la capacidad de reforzar el sistema inmunológico, fortaleciendo el organismo contra enfermedades infecciosas, sobre todo las que se relacionan con el aparato respiratorio: bronquitis, anginas, resfriados, gripe, etc.
Se considera a la acelga como un excelente antioxidante, ya que colabora en combatir la presencia de radicales libres, causantes de numerosas enfermedades de tipo degenerativas. Además de la presencia de vitamina A, esta planta contiene una abundante presencia de vitamina C y de vitamina K, esta última, responsable de un saludable sistema de coagulación y fortalecimiento oseo.
¿Cómo se cultiva la acelga?
Para el cultivo de la acelga es importante la presencia permanente de humedad. Durante todo el proceso de desarrollo de la planta, es necesario mantener el suelo húmedo por lo que el riego debe ser abundante, siempre evitando los encharcamientos que podrían traer aparejadas enfermedades para la planta. Durante el verano, el riego debe intensificarse ya que los suelos secos determinan la presencia de hojas más amargas.
Si bien la acelga se adapta perfectamente a la mayoría de los climas, prefiere las temperaturas suaves de los climas templados. Estas plantas pueden soportar temperaturas que no sean inferiores a los -5°C ni superiores a los 33°C.
Los climas con estaciones de primavera y verano más calurosas pueden dar como resultado que la producción del tallo central y las flores se adelanten, por lo que las hojas deberán ser recolectadas de manera anticipada.
Las acelgas se reproducen a partir de semillas y sus hojas estarán aptas para ser recogidas luego de 60 o 70 días, desde que fueron sembradas. Por eso, si se desea contar con hojas tiernas y sabrosas durante el verano, las semillas deben sembrarse al principio de la primavera.
El otoño es la mejor época para plantar acelga si pretendemos obtener hojas para el consumo durante el invierno.
Conclusiones
Existen numerosas variedades de acelga cuyo diferencial está dado por el tamaño y forma de la hoja. Alemania, Francia e Italia son los principales productores de acelga en Europa, mientras que Estado Unidos y Canadá se destacan en la producción en el continente americano. Esta planta, que ya era consumida en la antigua Mesopotamia, en el siglo IX a.C. se ha ganado un lugar de preferencia en la cocina cotidiana por su sabor y por sus aportes a la salud.
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